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spanish.china.org.cn | 03. 09. 2015 | Editor: Juan Ma [A A A]

No perdonar al olvido es hacer historia

Palabras clave: China, Japón, guerra

Por Jorge Fernández

 

Ante las ignominiosas intenciones de Japón de intentar alterar la historia y su pasado bélico, el desfile del 3 de septiembre es una invitación al mundo a no olvidar y a aprender de las lecciones del pasado. Sólo no perdonando al olvido se hace historia.

Desmembrada por la guerra y vejada por los execrables actos de potencias invasoras, hoy China, 70 años después de un abominable pasado, conmemora la victoria contra una agresión que condujo y sentó las condiciones para la construcción del estado moderno chino.

El desfile militar del 3 de septiembre encierra una simbología pletórica que confronta al presente con el pasado, y en la que el futuro se asoma orgulloso, como un fénix fantástico que extiende sus alas al vuelo después de renacer de sus propias calamidades.

Junto a la conmemoración del 70 aniversario de la victoria mundial antifascista y de la victoria de la guerra de resistencia del pueblo chino contra la agresión japonesa, el pueblo chino mira en sí mismo a un Espartaco que hace 7 décadas rompió los grilletes de su opresor, y ve en el Partido Comunista de China a un arquitecto que construye el futuro sobre la base de su pasado.

En La Vida de la razón, el filósofo de origen español, Jorge de Santayana, escribió: “Aquellos que no recuerdan el pasado están condenados a repetirlo”. Y este aforismo, hoy vigente, es el que el estado chino enarbola para entenderse y entender a los demás: Los errores de antaño, propios o ajenos, no deben repetirse por el bien de la humanidad.

La histórica declaración de Murayama, en la que el primer ministro de Japón ofreció en 1995 disculpas por el daño infligido a los pueblos de Asia, corre el riesgo de ahogarse en la retórica política de hoy, en la que la clase política japonesa distorsiona un capítulo abarrotado de atrocidades, y lo edulcora con matices que glorifican masacres y vejaciones cometidas en el pasado.

Nunca el énfasis en las enseñanzas del pasado será un argumento trillado, no al menos mientras exista la aberrante adoración oficial a criminales de guerra en Yasukini, o mientras vivan aquellos huérfanos que atestiguaron la masacre de sus padres o la esclavitud impuesta sobre sus hermanas, prostituidas por las huestes de Japón.

Asia está lejos de llegar a los niveles de unidad que Europa ha construido en los años de la posguerra. La hipocresía y la desconfianza, incluida la ingratitud, pululan en algunos estados de éste y de otros continentes, indolentes de reconocer que el éxito y progreso de China es directa e indirectamente compartido por todos.

Aquellos funcionarios japoneses que rinden pleitesía a un pasado deshonroso y que miran con recelo a China, cierran los ojos a más de 30 años de beneficios generados tras la puesta en vigor de la política de reforma y apertura a finales de la década de los 70.

Y hoy en día, propuestas inclusivas como la iniciativa de La Franja y La Ruta, impulsada por el presidente Xi Jinping, invitan a Asia y al mundo a emular la unidad y la construcción europea del perdón, en donde viejos enemigos, ahora hermanos, condenan la barbarie y estudian con atención los errores del pasado.

Ante las ignominiosas intenciones de Japón de intentar alterar la historia y su pasado bélico, el desfile del 3 de septiembre es una invitación al mundo a no olvidar y a aprender de las lecciones del pasado. Sólo no perdonando al olvido se hace historia.

 

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