Luego seguirán filas de tanques rugientes y vehículos montados con misiles, aviones teledirigidos y armamento militar. Aviones de combate y helicópteros sobrevolarán la formación, algunos soltarán estelas de vapores de colores. Tropas extranjeras y veteranos de la Segunda Guerra Mundial, tanto del Partido Comunista de China como de las fuerzas dirigidas por el Kuomintang, también se unirán al desfile.
Las celebraciones de septiembre serán las de más alto perfil de China para conmemorar su victoria en la Guerra de Resistencia del Pueblo Chino contra la Agresión Japonesa. Para muchos de los veteranos de guerra restantes, la mayoría de ellos de unos noventaitantos años, éste podría ser el último aniversario que ven.
Más de 35 millones de chinos murieron o resultaron heridos en esa guerra. Aun en la actualidad, los recuerdos de la guerra siguen tensando los lazos entre Beijing y Tokio.
El abuelo de Zhang, Zhang Demin, se unió a la fuerza de guerrilla antijaponesa cerca de Shenyang en el noreste de China en su adolescencia en la década de los 40.
Fue alcanzado por metralla en 1948 cuando combatía a las tropas de Kuomintang cerca de Shenyang. La metralla se quedó alojada en su muslo derecho durante 10 años, y lo dejó incapacitado el resto de su vida. Murió en 2009.
"Si él hubiera sabido que yo participaría en el desfile, hubiera estado muy orgulloso, me encantaría que estuviera aquí", expresó Zhang.
"Siempre quiso participar en un desfile militar. Creo que ahora estoy viviendo su sueño", agregó.
Pero los sueños pueden ser un lujo aquí en la "Aldea Desfile" suburbana.