Por Suan Tay Neves

Tras los últimos 35 años, China ha logrado un impresionante desarrollo tanto en su producción industrial como en sus relaciones bilaterales económicas, políticas y culturales con el mundo. La política de Reforma y Apertura al Exterior ha demostrado ser un éxito para China y una factor de vinculación con el resto del mundo. Con el plan ya en marcha de crear una sociedad moderadamente acomodada, expresada en el XVII Congreso del Partido Comunista de 2007, China requiere como condición sine qua non de un crecimiento racional y sistemático, por un lado, y de una base de suministros confiable y constante de materias primas y recursos naturales, por otro lado.

Por ello, en aras de materializar este objetivo, China ha desplegado una diplomacia omnidireccional en el terreno gubernamental, público y partidario con otros países, incluidos los de América Latina, a fin de edificar relaciones de beneficio compartido, duraderas y prometedoras a largo plazo, que mantengan el dinamismo del desarrollo de China al tiempo que complementen las necesidades inherentes de otros países para su propia modernización. En el marco de países latinoamericanos, Chile es un caso exitoso de vinculación y una referencia para el resto de naciones que buscan una relación más estrecha y de complementariedad con China.

La construcción de la relación sólida que Chile y China ahora disfrutan no ha sido una tarea alcanzada de la noche a la mañana. Por el contrario, las vinculaciones con China han sido graduales, iniciadas a nivel público con artistas como José Ventureli o Pablo Neruda en 1949, y apuntaladas a nivel gubernamental con el presidente Salvador Allende en 1970. Chile fue el primer estado latinoamericano en instaurar una diplomacia pública con la Nueva China y el primer país del cono sur en establecer relaciones diplomáticas con la República Popular China. En la década de los 90, la relación chino-chilena registró un momento significativo en los intercambios comerciales, estimulado por las exportaciones de materia prima a China, pero sobre todo por la confianza y la amistad forjada a lo largo de los años.

Chile es un centro confiable de abastecimiento de cobre y de productos agrícolas, elementos que han sido clave para la materialización del dinámico desarrollo económico de China. La complementariedad que Chile y China han encontrado en el momento histórico de hoy encontró su recompensa en el año 2006, cuando estos dos países, divididos por un mar, hicieron realidad el sueño de poner en operación uno de los tratados de libre comercio más exitosos en el continente americano. Gracias a este pacto comercial, China pasó a ser el principal importador de productos chilenos, alcanzando los 19 mil millones de dólares en 2014.

Junto al cobre, uno de los productos chilenos más reconocidos por el pueblo chino es el vino, una bebida que gradualmente y a la par de los cambios ocurridos en China durante las últimas décadas, ha encontrado un nicho en este enorme mercado. Tanto en China como en el resto del continente asiático, el vino chileno se ha ganado la confianza de los consumidores gracias a una relación que compensa precio y calidad, y a las cualidades antioxidantes que ofrece al organismo cuando se bebe con moderación.

Según información oficial hecha pública por Pro Chile, institución encargada de la promoción de exportaciones y de servicios nacionales, China es el cuarto destino de los mostos chilenos. En 2014 se exportaron más de 149 millones de dólares y se superaron los 88 millones de litros. Las proyecciones revelan que esta cifra continuará aumentando, gracias a que desde el año 2015 los vinos de la nación sudamericana ingresan con arancel cero al país asiático, un mercado en el que la cepa preferida es el Cabernet Sauvignon.

De acuerdo con datos proporcionados por la organización Vinos de Chile, los compradores chinos registran un consumo per capita de 3,4 litros anuales, cifra que tiene el potencial de llegar a los 7 litros anuales en un futuro próximo. Es en el marco de trabajos desplegados para conquistar al mercado chino que los mostos chilenos de más alta gama deben aprovechar las oportunidades de un público que se torna cada vez más exigente y sofisticado. Y para ello, el estudio racional, objetivo y sistemático de las bondades de este mercado no sólo es una necesidad sino que también es una condición.

El potencial de la relación económica chino-chilena, sin embargo, tiene un par de bemoles. Entre ellos está el desafío que reviste una inversión modesta. En 2014, ésta sólo llegó a los 300 millones de dólares. Durante la visita del primer ministro chino, Li Keqiang, a Chile en mayo pasado, se presentaron proyectos por más de 20 mil millones de dólares, principalmente en los sectores de la minería, energía, telecomunicaciones e infraestructura, lo que, de concretarse, elevaría a un nuevo nivel los beneficiosos intercambios económicos entre ambas naciones.

China está dando pasos seguros en esa dirección, al menos así lo sugirió el primer ministro chino, Li Keqiang, durante su visita a Chile en mayo pasado. El funcionario chino designó a Chile como su plataforma financiera para masificar la moneda china, el renminbí, en Latinoamérica, a fin de incrementar la inversión y la cooperación de beneficio compartido en toda la región. Esta iniciativa será encabezada por el Banco de Construcción de China, que empezará sus operaciones este año en Santiago y cuya capitalización inicial será de 180 millones de dólares.

El interés de funcionarios, empresarios e incluso ex presidentes chilenos en China, revela al público en general la importancia, trascendencia y potencial que reviste la relación entre ambos países. Para incentivar la inversión china y para celebrar el 45 aniversario del establecimiento de relaciones diplomáticas, el ex mandatario chileno, Eduardo Frei Ruiz-Tagle, visitará Shanghai y Beijing entre el 23 y 28 de agosto. Ahí presentará “La Semana de Chile”, una oportunidad inédita para China en la que el público podrá conocer más de cerca la historia y las tradiciones del país sudamericano, así como también disfrutar de una gastronomía que bien puede conquistar al paladar chino.

En el año 2015, en el marco de las celebraciones para honrar 45 años de relaciones diplomáticas oficiales, las vinculaciones entre China y Chile, de las cuales se destaca una larga amistad y una notable complementariedad, la relación chino-chilena se elevará sin lugar a dudas a un nuevo nivel de prosperidad y de ganancia compartida.