Portada>Opinión
spanish.china.org.cn | 13. 07. 2015 | Editor: Eva Yu [A A A]

Una taza de té que no es para todos

Palabras clave: Una taza de té que no es para todos

Una taza de té que no es para todos

Una chica ofrece una representación de la tradicional ceremonia del té chino.

 

¿Leche, crema o azúcar? ¿Grande o mediano? Estas son algunas de las palabras que nunca escucharás en una casa de té.

Claro, son la más recurrente en un Starbucks. Las cadenas de comida o bebida descansan sobre estrategias publicitarias para enganchar a los consumidores de una u otra forma.

Y, por supuesto, la velocidad del servicio. Después de todo, es parte de la cultura de la comida rápida.

Un colega de etiopía, Zacarías, asegura que Starbucks vende “agua de café”. Y para expertos, nadie mejor que él: el café es uno de los artículos más exportados de su país.

El café de Starbucks es quizás para su refinado paladar “agua pintada”, pero la solidez de una marca ampliamente conocida y su omnipresencia en las ciudades más importantes del mundo, con un dominio ininterrumpido en el mercado, es, probablemente, el precio que se paga sobre la calidad.

Uno de los cafés más populares de St George's Mall está haciendo las cosas mucho mejor. Mi amigo de mil batallas, Ryan Cresswell, no podrá desmentirme.

No obstante, después de todo, el sabor es subjetivo. O meramente resultado de una circunstancia.

El té tiene una presencia de más años que el café en China.

Con las ceremonias de degustación del té, quedan anonadadas las ansias de los paladares occidentales para una experiencia familiar. Para empezar, no hay bolsitas de té a tu disposición.

El Gongfu Cha o Té con Gran Habilidad lleva escondido un proceso que parte con expertos yendo a las orillas de las montañas para cosechar la cosecha posterior, de la cual unos 10 gramos del té Da Hong Pao llega a costar mil 200 yuanes (casi 200 dólares). Es una variedad premium del Wu Yi Yan Cha o Té de la Roca Wuyi. Haz la prueba pidiendo el de tamaño grande, con leche descremada y sin espuma.

Y también están las teteras de cerámica, que son colocadas sobre una mesita de té por el Maestro del Té, quien comienza hirviendo agua mineral, usada primero para irrigar lentamente a las teteras. Después de una movimientos hipnotizadores y elegantes de muñeca, y tras escoger las hojas de té con la pericia de un cirujano, el Maestro sirve el té en la tazas más pequeñas para satisfacer los tres sorbos reglamentarios. El primero es para comenzar a degustar con la lengua; el segundo es para que fluya por la parte posterior de la boca; y el tercero para degustarse parsimoniosamente antes de engullirlo completamente.

Una degustación típica incluye té verde, té rojo, té de crisantemo y en algunas ocasiones té de roca, al que se le atribuye haber curado a la madre de un emperador de la dinastía Ming. La leyenda dice que el emperador envió mantos rojos para proteger a los cuatro arbustos de donde el té se originó, y por ello recibió el nombre de té Da Hong Pao.

Las ceremonias del té, lentas y metódicas por naturaleza son una involución y rinden un tributo a la antigua China. Quizás es una experiencia un poco lánguida para un mundo que oscila entre la grandiosa supremacía de los megabytes por segundo.

El Club de Té Aroma Zen, un oásis enclavado en un hutong escoltado por árboles alineados en Beijing, no recibe a muchos jóvenes entre sus puertas. La cultura del café de las cadenas rápidas, con sus promesas de rápidos arreglos e internet gratuito, es más seductor para ellos. Los viejos hábitos tardan en morir, y las nuevas ideas pueden ser dagas asesinas en este siempre cambiante mundo.

 

Nota del editor: Yunus Kemp, el autor de este artículo, es el subeditor de Cape Argus. Actualmente disfruta de una beca de 10 meses emitida por el Centro de Prensa China-África.

   Google+

Comentarios (Total 0 comentarios)

Tu comentario
Nombre
Anónimo
Comentarios (0)

Más vistos