Por Jorge Fernández

Aunque China y Brasil disfrutan de una sólida relación, el impacto de la caída del precio del petróleo y de las materias primas en Brasil, al que se suma un periodo de rigurosos ajustes estructurales en China, hace que los temas que el primer ministro, Li Keqiang, aborde con funcionarios de Brasil, incluida la presidente Dilma Rousseff, adquieran un valor estratégico para los dos gigantes regionales.

Un tema que añade desafíos a la relación con China es la recesión económica en Brasil que, según las proyecciones hechas en abril por el Fondo Monetario Internacional, está en vísperas de perder la vitalidad económica de antaño. Esta situación no sólo generará zozobra entre aquellas economías estrechamente integradas con Brasil, sino que también agudizará las presiones sobre algunos miembros del Mercosur, entre ellos Argentina y Venezuela, asolados por el espectro de la recesión.

La nueva normalidad del crecimiento económico de China, aparejada a una menor demanda de commodities y en un contexto de bajos precios internacionales de insumos energéticos, requiere que ambas partes elaboren un estudio cuidadoso de la situación, no sólo porque la desaceleración de China, principal socio comercial de Brasil, repercute en el desempeño general del país sudamericano, sino porque la disminución de las ventas y la caída de los precios hará inevitablemente que las ganancias, onerosos para Brasil en el pasado, cambien bruscamente al terreno de las pérdidas.

La visita del primer ministro Li Keqiang a Brasil no es fortuita, por el contrario, secunda la reunión hecha por el presidente de China, Xi Jinping, el año pasado, en las vísperas del 40 aniversario del establecimiento de relaciones diplomáticas, y en el marco de la Sexta Cumbre de los Países BRICS. Las turbulencias causadas por las variables del escenario internacional, de las que China y Brasil no son inmunes, obligan a los gobiernos de estos dos gigantes, socios estrat

égicos de naturaleza integral, a mantener y dar continuidad al dinamismo y a la vigorosidad construidos a lo largo de los años.

La visita del primer ministro añade ímpetu a la concreción de proyectos de inversión, infraestructura y ferroviarios, con los que tanto China como Brasil materializan intereses propios y con los que la relación bilateral se fortalece de cara a los altibajos de la economía mundial. Ya sea en tiempos de bonanza o de incertidumbre, la constancia en los intercambios mantiene vigorosa una relación que influye en otros estados latinoamericanos, principalmente los del sur, estrechamente vinculados a los vaivenes de Brasil y de su relación con China.

La idea de un ferrocarril transpacífico, que conecte al Atlántico con el Pacífico, es una propuesta del presidente de China, Xi Jinping. Brasil, como potencia regional, es uno de los pilares fundamentales para su concreción en caso de demostrarse su viabilidad. Las ventajas regionales y el alcance que podría tener una línea férrea de esta naturaleza rebasan el ámbito bilateral de China con los estados de América Latina.