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spanish.china.org.cn | 19. 04. 2015 | Editor: Eva Yu [A A A]

¿Qué está faltando en el BAII?

Palabras clave: ¿Qué está faltando en el BAII?

¿Qué está faltando en el BAII?

 

Por Jorge Fernández

La disposición del mundo desarrollado y en desarrollo para incorporarse al Banco Asiático de Inversión en Infraestructura (BAII), una alternativa multilateral para el financiamiento de infraestructuras, dificultará la dinámica de Estados Unidos (EU) y Japón, enraizada desde la segunda posguerra, de perpetuar la financiación del desarrollo de Asia.

Es aún pronto para hablar de un nuevo orden internacional, no obstante, la arena internacional comienza a experimentar cambios, concretamente con la incorporación de nuevos actores y propuestas, todas ellas orientadas a la transformación pacífica de un orden mundial unipolar, algo inimaginable hace tan sólo 10 años.

El beneplácito que la conformación del BAII ha recibido de actores económicos de los cinco continentes, aliados de EU y Japón, evidencia que esta institución, lejos de ser un club de amigos o una herramienta para fines unilaterales, es un llamamiento a la edificación de organizaciones alternativas, con métodos de gobernanza distintos, en un mundo que aspira a ser más democrático.

La existencia del BAII encarna en sí misma un llamamiento, un grito repetitivo al Banco Mundial y al Fondo Monetario Internacional, a emprender reformas que incorporen la participación activa y democrática de un grupo de países en desarrollo que existe, influye, tiene voz y desea ser arquitecto de un sistema financiero internacional que le atañe.

Independientemente de las dudas que ha generado, especialmente en el tema de la transparencia o la gobernanza, el llamamiento hecho por Beijing desvela una victoria diplomática no sólo por el poder de convocatoria, sino por el peso regional e internacional que están cobrando las acciones que China despliega al exterior.

El inédito desarrollo de China ha tonificado en Beijing un músculo con la fortaleza para convocar a la construcción de nuevos mecanismos que estimulen el cambio en el orden financiero internacional, especialmente para la creación de proyectos en Asia, un motor regional del crecimiento mundial que requiere de la participación de estados en otras regiones del mundo.

En este liderazgo regional e internacional que China protagoniza, es preocupante la incógnita en torno al resultado de los trabajos de restructuración económica que Beijing despliega al interior, específicamente el de la profundización de la reforma integral, una condición básica para revitalizar el dinamismo que ha colocado a China en el escaño que ahora ocupa.

El liderazgo de China debe afianzarse con la materialización exitosa de proyectos políticos y económicos al interior, honestos y transparentes, que evidencien el compromiso de un gobierno que aspira a hacer de su país una potencia justa, venerable, respetable y responsable con su pueblo y con una comunidad de naciones.

Pese al éxito del BAII, la participación no ha sido unánime. La convocatoria no ha contado con la presencia de las dos potencias más influyentes en la región. ¿Es arrogancia de dos potencias líderes? ¿Es la naturaleza del estado chino? La respuesta a estas interrogantes yace en el seno chino, en los resultados de la reforma integral y en las secuelas políticas que de ella se deriven.

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