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Para comprobar esta diferencia, Fenton decidió pintar un mismo cuadro con las gafas y después sin ellas. "Intenté hacer como si no me hubiera puesto las gafas. Cogía el color que consideraba que necesitaba y lo mezclaba con otro". En los cuadros que pintaba utilizando las gafas los colores se veían vivos; los otros, los que creaba sin ponérselas, eran nublados, grises, con menos luz.
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