Miles de personas participaron ayer en el centro de la capital rusa en una marcha en memoria del líder opositor liberal Boris Nemtsov, asesinado el viernes. La marcha, encabezada por una pancarta con el lema “Los héroes no mueren”, comenzó en un clima de calma, sin incidentes.

“No tengo miedo”, “Lucha”, “La propaganda mata”, eran otras de las frases que podían observarse en las pancartas que portaban los manifestantes, la mayoría de los cuales llevaban banderas rusas con crespones negros y retratos del político asesinado.

De acuerdo con el Ministerio del Interior de Rusia, el número de participantes en esta marcha permitida por el Ayuntamiento superó las 16.000 personas, mientras que los organizadores de la manifestación elevaron la cifra a 50.000.

En San Petersburgo, la segunda ciudad del país, se congregaron otras seis mil personas, algunas envueltas en banderas ucranianas, para protestar contra el asesinato del político, que era muy crítico con el presidente Vladimir Putin. “Llevo una bandera ucraniana porque él luchó por el fin de la guerra en Ucrania y fue asesinado por ello”, aseguró uno de los manifestantes.

Nemtsov, asesinado a tiros la noche del viernes pasado en un puente cercano al Kremlin, debía encabezar este domingo una manifestación contra la “agresión de Vladimir Putin” a Ucrania y en favor del cese del conflicto en este país. Su muerte ha sido condenada tanto por el gobierno ruso como por la comunidad internacional, que ha pedido una investigación a fondo de los hechos y que se lleve a los responsables ante la justicia.

La oposición ha achacado el asesinato a la intolerancia hacia la disidencia que reina en el país. Las autoridades, dicen, han creado un clima de odio, enemistad y persecución al tachar de traidores a los miembros de la oposición.

El presidente ruso, Vladimir Putin, prometió a la madre de Nemtsov que “se hará todo para que los organizadores y autores materiales de este cínico asesinato reciban su merecido castigo”.