Kunkun, de ocho años de edad, no podía entender la escena que se desarrollaba frente a él: más de 200 de sus conciudadanos, incluyendo a su propio abuelo, firmaron y pusieron sus huellas dactilares en un trozo de papel para desterrarlo del pueblo en el que había nacido.

La escena tuvo lugar el 7 de diciembre en la provincial del sudoeste de China de Sichuan. En total 203 ciudadanos firmaron la petición para obligar al niño a marcharse con el objetivo de proteger a los residentes.

Kunkun contrajo el VIH de su madre, pero su infección no se descubrió hasta el 2011, después de que fuera herido en un accidente.

Luo Sheng (alias), el abuelo de Kunkun, dijo que la madre del niño ya estaba embarazada cuando ella se emparejó con su hijo mayor y nadie sabe quién es el padre biológico.

El hijo mayor de Luo y la madre de Kunkun nunca se casaron, y han estado fuera de su ciudad natal durante años para trabajar en otras ciudades.

Luo dijo que su hijo mayor solía enviar dinero mensualmente a casa para Kunkun pero, después de descubrir la enfermedad del niño, el dinero dejó de llegar y se “interrumpió” la comunicación con los padres.

“Mi segundo hijo se divorció porque su mujer tenía mucho miedo del sida, y ella se llevó a sus hijos. Si yo conservo a Kunkun nadie se casará con mi segundo hijo. Soy viejo y no puedo retenerlo, así que estoy dispuesto a firmar la petición”, dijo Luo.

Kunkun es conocido por correr libre por el pueblo y por jugar con los demás. Ahora todos lo evitan.

Todos los chicos de su edad acuden a la escuela primaria, pero incluso en su tiempo libre ellos permanecen lejos de Kunkun.

“Juego solo”, dijo.

El alcalde dijo a los reporteros que Kunkun quería ir a la escuela, pero que nadie lo llevaría. “Si él va a la escuela, los demás estudiantes la abandonarían y los padres protestarían, lo que pone a la escuela en una difícil situación.”

Dijo que el ayuntamiento paga el coste de mantenimiento de Kunkun y su familia, que el tratamiento del chico también está cubierto por el gobierno.

Kunkun es un niño travieso y lo han pillado robando. Este comportamiento no es raro en un niño de su edad sin un referente paterno, pero el conocimiento de su enfermedad ha vuelto sus acciones intolerables para los residentes locales.

Los habitantes del pueblo dicen que viven en constante miedo de que sus hijos sean infectados por Kunkun. Uno de ellos lo llamó una “bomba de relojería”.

“Todos nos sentimos muy mal por Kunkun y sabemos que no es culpa suya, pero los habitantes del pueblo están muy asustados. Esperamos que alguna organización pueda hacerse cargo de él”, dijo el secretario del pueblo.

A finales de 2013 el número de pacientes de sida en China alcanzó los 810.000 y el virus se ha cobrado 136.000 vidas. El común de los ciudadanos todavía tiene un conocimiento limitado acerca del sida, especialmente en las zonas rurales. La discriminación y el miedo basados en la ignorancia están dificultando la lucha contra la enfermedad.

Las autoridades del municipio dijeron que planean educar a los ciudadanos del pueblo de Kunkun sobre el sida, pero el daño ya está hecho.