Hasta hoy, el éxito logrado por la Región Administrativa Especial (RAE) de Macao durante los últimos 15 años resulta del equilibrio entre sus intereses y los de la parte continental de China. La materialización de estos intereses, bajo el principio de “un país, dos sistemas”, ha consolidado un orden político, económico y social que redunda en el fortalecimiento del estado chino.

Una mirada retrospectiva a los últimos 15 años revela que el grado de vinculación política alcanzado entre los dos sistemas, junto con el desarrollo social y el aumento en la calidad de vida de los habitantes de Macao, han caracterizado a este periodo, iniciado con el retorno de Macao a la madre patria. Y a partir de ese momento, los éxitos y proezas han proliferado en un entorno en el que los intereses de la región y los del estado coexisten armoniosa y equilibradamente.

Desde que China recuperó la soberanía de Macao hace 15 años, estos intereses han estado libres de toda perturbación. El gobierno central y Macao han aprovechado exponencialmente las ventajas derivadas del principio de “un país, dos sistemas”, y con ello, han logrado que la integración tenga como característica fundamental la cooperación y la no confrontación. A diferencia de la RAE de Hong Kong, el historial de Macao permanece impoluto y, en teoría, así deberá mantenerse hasta el año 2049.

No obstante, la onerosa industria de las apuestas de Macao, sobre la que se ha conseguido un elevado nivel de vida para sus habitantes, requiere hoy de enfoques adicionales, con vistas a la diversidad, a fin de garantizar un entorno exento de problemas rumbo a la integración plena con la parte continental de China.

En fechas recientes, los ingresos generados por los casinos registraron una caída significativa, generando una ola de incertidumbre y preocupación. Hay expertos que opinan que la tendencia negativa podría acrecentarse a lo largo de 2015. El milagro económico está en un periodo incierto de oscilación. Y así, a la espera de su definición, la tranquilidad del entorno sobre el que coexisten los intereses regionales y los del estado chino podría irrumpirse desfavorablemente por cuestiones económicas.

Varias razones han contribuido a este declive. Desde que estalló la crisis financiera internacional, la caída de visitantes provenientes de Estados Unidos y de Europa se ha agudizado, impactando negativamente en la RAE de Macao. A esto se suma la lucha contra la corrupción en China. Aquellos habitantes de la parte continental que disfrutaban del juego en Macao con bienes del erario público se han retraído, y esto, opinan algunos medios de comunicación, es causa parcial del actual oscilación económica de la región.

Macao debe reajustar su modelo económico orientado a las apuestas, y encaminarlo hacia sectores que permitan afrontar a factores exógenos derivados de un incierto escenario internacional. Al igual que la dependencia en el petróleo, la construcción de un sistema económico sobre la industria del juego puede tener severas consecuencias en la estabilidad social, especialmente si algo sale mal.

A 15 años del retorno de Macao, la fortaleza económica de la región, pese a los problemas actuales, goza de una gran salud. Y es en este momento de fortaleza que la riqueza de Macao debe extenderse a partes insulares chinas o de la parte continental, vigorizando viejos sectores o dando vida a otro más, en beneficio de la RAE de Macao y de la parte continental de China.

La bonanza atestiguada por Macao durante los últimos 15 años podría llegar abruptamente a su fin. La irrupción en la comodidad de un elevado nivel de vida podría mellar las vinculaciones políticas, económicas y sociales que se están forjando con la parte continental de China. Hoy, aprovechando la sólida vinculación política, económica y cultural entre los dos sistemas, deben desplegarse los trabajos rumbo a la diversificación económica de Macao, más allá del juego y las apuestas. Esta meta no sólo redundará en los intereses de cada una de las partes, sino que allanará también el camino rumbo a la conclusión exitosa en 2049 del principio de “un país, dos sistemas”.