En los Estados Unidos prolifera un tipo de concursos de decoración creativa de perros en los que los participantes hacen gala de su muy discutible gusto para ataviar a sus mascotas con los peinados más extravagantes posibles, ayudándose para ello de colores chillones, echando mano, por qué no, del mundo del cine y la televisión, y completando el asunto con las figuras más psicodélicas capaces de ser creadas por su atormentada imaginación. Fíjense si no en el perrito sobre estas líneas, uno de los participantes de dichos concursos, que parece mirar a la cámara con una mezcla de rabia y resignación, preguntándose quizá el porqué de tanto odio que le profesa quien así lo ha disfrazado.

Las fotografías que aquí presentamos están tomadas en Pennsylvania por Ren Netherland, el único fotógrafo autorizado por los organizadores del concurso para dejar constancia de los vandálicos actos cometidos por sus dueños contra estas mascotas y contra el buen gusto en general. Netherland lleva ya una década recorriendo los Estados Unidos para dejar constancia de la asombrosa transformación que sufren estas mascotas y todavía se asombra con los resultados. Además, afirma amar su trabajo porque ama a los animales, y lo dice sin un deje de ironía en la voz.