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spanish.china.org.cn | 18. 12. 2014 | Editor: Eva Yu [A A A]

La moda de grabar bajo las faldas de las mujeres en el metro de Singapur: “Upskirt video”

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La moda de grabar bajo las faldas de las mujeres en el metro de Singapur: “Upskirt video

Singapur es un lugar conocido por su seguridad, donde uno puede dejar un móvil sobre la mesa en un restaurante mientras se levanta para ir a saludar a alguien o caminar con el bolso abierto por la calle sin temor a que le roben. Pero los transportes públicos, como el metro o los autobuses, son desde hace años el centro de un delito que va en aumento y que se considera un “ultraje a la modestia”, tradicionalmente conocidos como tocamientos, pero que han encontrado fórmulas renovadas en las nuevas tecnologías. Nos referimos a los vídeos grabados, normalmente utilizando teléfonos móviles, bajo las faldas de mujeres y niñas.

El último de estos sucesos fue protagonizado por un electricista de 25 años, que ha sido condenado a tres meses de cárcel al ser encontrado culpable de “ultrajar a la modestia” de una mujer de 28 años y de destruir las pruebas electrónicas de su delito. El electricista viajaba en autobús al pasado 3 de septiembre cuando colocó su móvil estratégicamente bajo la falda de una mujer. Uno de los pasajeros se percató de lo que sucedía y trató de arrebatarle el teléfono. En un primer momento, el chico trató de romper el móvil golpeándolo contra el suelo pero, al no poder destruirlo, sacó la tarjeta de memoria y se la tragó. El juez consideró más grave la destrucción de las pruebas que el propio delito cometido.

700 casos de “upskirt video” al año

Los casos de “upskirt video”, nombre por el que son conocidos en Singapur, están aumentando en los últimos tiempos. Aunque los datos oficiales de “ultraje a la modestia” no están detallados por tipo de delito, se aproximan a los 700 al año. A esto hay que añadir que, además de los teléfonos móviles, cada vez hay inventos más sofisticados que incorporan cámaras, como bolígrafos, mecheros o relojes o, incluso, un joven que paseaba por centros comerciales con espejos en sus zapatos y que fue detenido hace no mucho. El psiquiatra Ken Ung, que trata a unos cinco pacientes al año de esta perversión, considera que la mayoría de ellos provienen de ambientes familiares muy represivos.

Por el momento el gobierno de Singapur no se plantea instalar vagones separados para hombres y mujeres como ya sucede en algunas ciudades en Japón, país en el que incluso no puede silenciarse en los móviles el sonido de obturador de la función de la cámara, para que las mujeres puedan estar atentas si escuchan un “clic” cerca de sus piernas.

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