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spanish.china.org.cn | 07. 12. 2014 | Editor: Ara [A A A]

¿Conseguiremos apoyarnos en el acuerdo de China-EEUU contra el cambio climático?

Palabras clave: ¿Conseguiremos apoyarnos en el acuerdo de China-EEUU contra el cambio climático?

Representantes asisten a la ceremonia de apertura de la sesión plenaria de la XX Conferencia de las Partes (COP 20) de la Convención Marco de la ONU sobre Cambio Climático (UNFCCC) en Lima, capital de Perú, el 1 de diciembre de 2014.

Entre los amplios logros diplomáticos alcanzados duranteel intenso periodo de la diplomacia china de noviembre, uno de los que tendrán mayor significado a largo plazo será el acuerdo de China-Estados Unidos contra el cambio climático, anunciado el 12 de noviembre por los presidentes Xi Jinping y Barack Obama. Cualquiera que sean los efectos a largo plazo de este acuerdo –todos sabemos lo difícil que es hacer proyecciones para los siguientes 20 años o más--, el pacto indica la voluntad de ambas partes de contribuir para el próximo objetivo: Un acuerdo mundial que se espera pueda finalizarse en París en diciembre de 2015.

Como todos bien sabemos, los intentos anteriores para un acuerdo mundial de cambio climática han fracasado debido a la división entre países desarrollados y en vías de desarrollo. Los primeros ya se han industrializado, obtienen beneficios de la industrialización y están ahora en una posición sólida para contrarrestar los efectos colaterales negativos. Por su parte, los países en vías de desarrollo están en proceso de industrializarse y temen que objetivos estrictos para la emisión les impidan colocarse a la par de los desarrollados, una situación que obviamente no pueden aceptar.

Los Estados Unidos siempre han liderado al mundo desarrollado. Un cambio reciente es que los países en desarrollo están siendo crecientemente liderados en este rubro por China, debido al rápido desarrollo industrial y al creciente poder económico. China representa el caso del mundo en desarrollo en su más pura expresión: sus industrias han crecido exponencialmente, así que el país se ha vuelto simultáneamente uno de los más grandes países contaminantes y una de las más grandes víctimas de la contaminación.

Obviamente, China y sus vecinos en el mundo en desarrollo necesitarán ser capaces de mantener su momento de desarrollo, al tiempo que trabajan para reducir las emisiones. Esto ha sido una preocupación de gobiernos chinos desde 1990. El vice primer ministro Zhang Gaoli explicó a la reunión de la ONU celebrada en septiembre que China buscaría parar lo más pronto posible el crecimiento de las emisiones. Las declaraciones de Zhang ahora serán impulsadas por un compromiso con fechas establecidas, una promesa que China hace por primera vez.

Aún si el acuerdo China-Estados Unidos es puesto en vigor, esto no significa que el mundo no atestiguará un aumento de dos grados de la temperatura promedio, aunque esto no es un pretexto para no hacer lo que podemos hacer. Otro punto fundamental es que China y Estados Unidos son los responsables de aproximadamente el 44 por ciento de la emisión mundial de gases de efecto invernadero, sin embargo,la consecución del acuerdo será en vano si no pueden atraer a otros grandes países industrializados y en vías de industrialización a la discusión. Ambas naciones deberán desplegar un grado considerable de liderazgo, lo cual este acuerdo bilateral bien puede facilitar.

El mayor obstáculo para la implementación de este acuerdo no quedará en China, sino en los Estados Unidos. Esto no es porque el presidente Obama no sea sincero en su conclusión; es porque quizás no tiene la capacidad para impulsarlo. Cuando el presidente Clinton firmó el acuerdo de Kioto en 1997, no consiguió garantizar la ratificación de manos de un congreso hostil. Obama hoy se enfrenta al mismo problema. Aún cuando sus oponentes reconozcan que hay buenos argumentos para estos acuerdos sobre cambio climático, ellos podrían rechazar el apoyo simplemente por oposición al presidente. Más aún, los republicanos de Estados Unidos rechazan toda creencia en al cambio climático, así que siempre tergiversarán la situación en cualquier momento que sea posible, tal y como deja claro la declaración del líder del senado republicano, Mitch McConnell: “El acuerdo requiere que los chinos no hagan nada durante 16 años, mientras que las regulaciones para la emisión de carbón crean confusión en mi estado y en otros estados del país”. En realidad, China tendrá que hacer grandes esfuerzos para asegurar que el crecimiento en las emisiones de carbón llegue a su punto más alto en 2030. El tema en cuestión es que la naturaleza del debate sobre este tema en los Estados Unidos no conduce a poner efectivamente en vigor el acuerdo, especialmente debido a que este país permite a intereses económicos privados tener una influencia desproporcionada en sus ostensibles políticas democráticas.

Y, por su puesto, si la oposición al acuerdo sobre cambio climático es representado como anti china, esto también impulsará el esfuerzo electoral republicano en el periodo previo a las elecciones de 2016. (Esta consideración se aplicará también, por su puesto, a la conferencia mundial planeada en París para diciembre de 2015, así que es difícil ver cómo hará el presidente Obama para cumplir cualquier cosa que prometa ahí).

Lo que se necesita aquí es pragmatismo. La consecución de un acuerdo sobre cambio climático mundial requerirá de una sofisticada diplomacia asimétrica,—asimétrica porque es imposible asegurar que ambos lados comienzan de posiciones enteramente iguales en relación al cambio climático. Sería un error garrafal para los Estados Unidos y para China alejarse de la voluntad expresada durante la visita de Obama a Beijing y comenzar a considerarse mutuamente como rivales quienes deben ser visiblemente derrotados. Mientras más puedan hacer los gobiernos para ayudarse a superar las preocupaciones nacionales y compartidas, mayor serán las posibilidades de asegurar un mundo más limpio para las generaciones futuras.

El autor es columnista de China.org. Para mayor información, por favor consulte http://www.china.org.cn/opinion/timcollard.htm

Los artículos de opinión reflejan los puntos de vista de los autores y no necesariamente los de China.org

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