Un estallido de violencia se produjo la noche del lunes en Ferguson tras el anuncio de que el oficial policial Darren Wilson no será acusado por el tiroteo contra Michael Brown, de 18 años de edad y desarmado en el momento del suceso.

Dos vehículos de la policía fueron incendiados y se escucharon tiroteos durante toda la noche, mientras la policía lanzó gas lacrimógeno y disparó balas de goma contra los manifestantes.

El caos reinó en las calles, con escaparates destrozados y lo que sonaba como el ruido de disparos de munición real y gas lagrimógeno, que explotaron dentro de los coches policiales quemados.

La policía antidisturbios trató por dos veces proteger el sitio de los dos vehículos encendidos pero no logró retirar a todos los rezagados.

Efectivos policiales detuvieron a dos hombres, un blanco y un negro, ambos con máscaras y a los que se le comunicó que estaban bajo arresto por incendio intencionado.

También se vio a policías interrumpiendo entrevistas alrededor del lugar, empujando a los periodistas. Los manifestantes que protestaban frente a la estación policial estaban enojados pero, en general, fueron pacíficos.

"He aquí otra injusticia que tiene lugar y no tenemos justicia. La mitad de habitantes de la ciudad hemos recibido injusticias. Hemos sido golpeados, como yo misma, hemos sido retratados por nuestra raza en esta ciudad, en Missouri. Missouri siempre ha sido un estado racista", afirmó Sista Souldeep, una de las manifestantes pacíficas.

Michael, otro protestante pacífico, manifestó a Xinhua que "ese fallo no fue justo... él estaba desarmado".

Se espera que las protestas continúen toda la semana y los manifestantes han convocado una protesta en un barrio de blancos este martes a las 7 a.m.