La meta climática ideal de todos puede no ser tan útil, quizás es inalcanzable.

Desde 1990, muchos en el campo de la política climática han mantenido la idea de que 2º es un umbral que no debe ser superado. Cuando dicen 2º, se refieren a 2º centígrados de calentamiento sobre la temperatura promedio de la superficie de la Tierra, una cifra por encima de los niveles preindustriales. Es un poco arbitrario y simplista, pero ofrece a los estrategas una referencia de la cual partir.No obstante, la validez de este punto de referencia se cuestiona cada vez más.

En febrero de este año, un informe de la Unión de Científicos Preocupados, advirtió de que el mundo avanza hacia un calentamiento superior a los 2º C.En el periodo en el que se celebró las conversaciones de Doha en diciembre de 2012, otro artículo sobre la naturaleza del cambio climático argumentó que no hay forma de mantenerse dentro del rango de los 2º sin políticas radicales para la reducción de emisiones.

Un elemento de la controversia de los 2º es la acción urgente, y qué tanto se tendrá que hacer para evitar superar este límite de referencia. Esto puede traslaparse con actividades de los escépticos del clima, o por lo menos puede satisfacer también sus intereses. Y como las actividades escépticas cambian de la negación a la prorrogación o a la dilución de la preocupación, nos encontramos a personas coincidiendo en que el cambio climático está ocurriendo, solamente argumentando que no está ocurriendo tan rápido o que no es necesario hacer tanto. También podemos cuestionar la ética de la idea de los 2º, y si la sociedad está lista para el debate público necesario orientado a las metas, o de cómo limitar el calentamiento global. El científico James Hansen del Instituto de la Tierra de la Universidad de Columbia, por ejemplo, ha argumentado en repetidas ocasiones que la marca de los 2º está todavía muy lejos de alcanzarse, y como Chris Shaw, de la Universidad de Sussex afirma, nunca se tuvo un debate público sobre esta cuestión.