En mayo, Ioane Teitiota, oriunda de Kiribati, en el Pacífico Sur, presentó su licitación y se convirtió en la primera solicitud de refugio por razones relacionadas al cambio climático en ser rechazada. Pero en el verano, Nueva Zelanda concedió a una familia Tuvalu residencia de carácter humanitario refiriéndose al cambio climático. Dispuesto a evitar abrir “una caja de pandora”, el tribunal enfatizó en las vinculaciones de esta familia a Nueva Zelanda. Titulares como ‘una era de refugiados climáticos está por comenzar’ confundieron a la opinión pública, aunque éste es un caso que vale la pena considerar.

Hay una amenaza pequeña a las políticas verdes antimigratorias, y la retórica ambientalista es adaptada por grupos antimigración (incluidos los escépticos),aunque el problema es más grande que esto. Más extensamente, el tema de la inmigración es un buen ejemplo de cómo el cambio climático puede conjugarse con otro tipo de controversias políticas. El cambio climático agrava la tan candente retórica migratoria; de igual forma, la inmigración puede irrumpir en los debates sobre el clima.

Por ejemplo, la publicación en marzo del informe del Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático sobre impacto, adaptación y vulnerabilidad, estimuló a los titulares a profetizar un destino aciago, con historias sobre cambio climático desplazando a millones de personas. En realidad, el informe establecía que la migración ofrecía una opciónal cambio climático, reduciendo la vulnerabilidad para muchas poblaciones humanas. También incluía mucho más, pero el tema de la inmigración podría ser encuadernada en otro tipo de nuevas controversias. De manera similar, aquellos interesados en migrar a causa del cambio climático, podrían encontrarse a sí mismo en sistemas inhóspitos y legalmente rígidos, además de entornos culturales que resultan de otros problemas y luchas de carácter político y económico.