El debate en torno al capitalismo versus clima es bien conocido, sin embargo, deja sin voz a varios grupos, incluidos los representantes del capitalismo verde. Esta observación es cada vez más notoria. En realidad, puede tener un efecto positivo en el periodo anterior a las próximas conversaciones de la ONU en Nueva York, y ofrecer un marco potencial para París 2015.

Para muchos, esto no es un problema en lo absoluto. Por el contrario, un ambientalista floreciente de centro derecha representa una oportunidad para emprender acciones significativas sobre cambio climático. Pero esto no significa que sea controversial. La mayoría de los ambientalistas coinciden en que el cambio social demanda un cambio de cierto tipo; sólo es necesario definir qué tipo de cambio, qué tan drástico, en dónde y quién asumirá la presión de los riesgos. ¿Queremos que este nuevo mundo descanse sobre las distribuciones capitalistas de poder más de lo que queremos las distribuciones socialistas? Aún si coincidiéramos en una forma de capitalismo, hay preguntas en torno a qué forma y quién recibirá la mayor parte de una nueva distribución de poder. Podría ser Bloomberg en lugar de Bushes, y Unilever en lugar de BP, o podría ser alguien más totalmente distinto.

Con un debate centrado en la economía aún muy arraigado en la agenda política, las ideologías en torno al cambio climático parecieran que son cada vez menos binarias. Una vez que se ha alcanzado un consenso en la ciencia, las diferencias políticas se pueden hacer más fuertes. El superar esto demanda que los ambientalistas admitan sus propias posturas ideológicas, que solucionen constructivamente sus desacuerdos y que definan en qué campos pueden colaborar productivamente o alcanzar un compromiso.