Paradojas de la historia: Tras el golpe militar de Joao Goulart en marzo de 1964, un grupo de 9 ciudadanos chinos, con misiones comerciales y periodísticas en Brasil, fueron arrestados injustificadamente, acusados de realizar actividades de espionaje y condenados a 10 años de prisión por embarcarse supuestamente en actividades subversivas.

Las gestiones hechas por el gobierno de la República Popular China (RPC) y la labor del abogado brasileño, Sobral Pinto, lograron que los detenidos chinos fueran rescatados y repatriados a la parte continental de China el 20 de abril de 1965, aún cuando ambos países no contaban con relaciones diplomáticas.

El golpe militar contra Goulart, aparentemente apoyado por la CIA, abrió un paréntesis en la excelente relación a nivel popular que la RPC había mantenido con Brasil, misma que había atestiguado en 1961 una reunión inédita entre Joao Goulart, entonces vicepresidente de Brasil, y el presidente de Mao Zedong.

Una revaloración de las relaciones internacionales de Brasil con el ascenso al poder de Ernesto Geisel, y con nuevas condiciones en el escenario internacional, ya con la integración de la RPC en el seno de la ONU, llevaron a ambos gobiernos a establecer relaciones diplomáticas el 15 de agosto de 1974.

Hoy en día, a 40 años del establecimiento de relaciones diplomáticas, China y Brasil son dos economías emergentes, con una excelente relación política y comercial, e integrantes de un grupo de países, los BRICS, que trabaja por encontrar un contrapeso a un orden político y financiero internacional inclinado hacia Estados Unidos y Europa.

El mundo entero ha atestiguado el desarrollo sin precedentes de ambos países, quienes han aprovechado el dinamismo actual de sus economías y las amargas experiencias de la historia, para generar un cambio en el escenario internacional, un cambio que conlleva a la justicia entre los pueblos.

La visita del presidente Xi Jinping a Brasil es uno de los pilares para el fortalecimiento de una relación que busca el desarrollo compartido y que irradia energía en pos de un sistema internacional regido por la equidad, la justicia y la democracia en la gobernanza mundial.