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spanish.china.org.cn | 07. 01. 2014 | Editor: Rui Dong [A A A]

No hay que seguir los pasos de Pablo Escobar: la marca de ropa más polémica

Palabras clave: Pablo Escobar, polémica

 

 

(SPANISH.CHINA.ORG.CN)- Aunque Sebastián Marroquín podría pasar por un arquitecto colombiano de 36 años residente en Buenos Aires, en donde se convirtió en emprendedor al fundar una marca de ropa, su apellido está fuertemente ligado a un pasado de violencia. De hecho, su verdadero nombre no es Marroquín, sino Juan Pablo Escobar Henao. Y ya no es un secreto. Hijo del jefe de la droga, Pablo Escobar, quien alguna vez fuera uno de los narcotraficantes más poderosos del mundo, se vio obligado a cambiarse hasta de nombre, luego de que su padre fuera finalmente abatido en un tejado de la ciudad colombiana de Medellín, hace ya 20 años.

Marroquín ha ido abandonando poco a poco el anonimato. El primer episodio tuvo lugar en 2009, con el estreno del documental “Los pecados de mi padre”. Allí, pidió perdón a los hijos del excandidato presidencial Luis Carlos Galán y del exministro de Justicia, Rodrigo Lara Bonilla, ejecutados por órdenes de su padre. El documental fue premiado y tuvo un gran impacto en Colombia, un país que durante 30 años luchó contra el narcotráfico.

Entonces se volvió más atrevido: en 2012 apareció de nuevo, pero con intenciones que no fueron bien recibidas en Colombia, al lanzar una marca de ropa con la imagen del jefe de la droga. Desde entonces vende camisetas estampadas con documentos que pertenecieron a su padre y con mensajes de paz que invitan a los jóvenes a no ser como Pablo Escobar.

Marroquín dice definirse como un pacifista desde su infancia: “Nunca estuve a favor de la violencia y aun cuando yo era una de las víctimas de esa violencia, porque esto era de parte y parte, era el único que le manifestaba en vida a mi padre la oposición a esa manera de proceder”,concedió al diario español El País.

Su marca de ropa “Escobar Henao”, hace referencia a sus apellidos paterno y materno y se presta para confusiones debido a que se concentra en la imagen del criminal. Las camisetas llevan, por ejemplo, impreso un certificado judicial expedido en 1970 donde el narcotraficante aparece sin antecedentes, pero acompañado de la pregunta: “¿En qué andas? Piénsalo bien”.Las prendas se venden a precios de entre 60 y 95 dólares y son confeccionadas en Colombia.

“No creemos que una camiseta va a hacer a los jóvenes más o menos violentos, pero instala el debate con mensajes inequívocos sobre la paz”, se defiende Marroquín, aclarando que por respeto a las víctimas, sus productos no se venden en Colombia.

Otras camisetas llevan estampadas una cartilla de ahorros que tuvo Escobar, la cédula de ciudadanía, el permiso parlamentario que ostentaba a principios de los años ochenta o su tarjeta de crédito. “Ahora puedes llevarla puesta preguntándote si quieres ser recordado por tu nombre o con un alias. ¿Cómo prefieres ser llamado?”, dice una etiqueta. Todas llevan preguntas como: “Hay inversiones que te dejan en ceros, ¿cuál será la tuya?” o “tus privilegios ¿son acaso fruto de tus engaños?”.

Marroquín define a la marca como “mi pequeña columna textil de opinión de lo que aprendí acerca de la guerra en Colombia contra las drogas”, también tiene jeans. En la última colección, la cara del traficante está impresa en el interior de los bolsillos. “Pero si en un bolsillo está la cara, en el otro hay mensajes que contradicen el significado que le pueden dar a mi padre”, explica.

“Los pasos de Pablo Escobar no hay que seguirlos, eso es lo que buscan transmitir las prendas de ropa”, aclara. Sin embargo, en Colombia no ha recibido apoyo para la marca. Intentó hacer donaciones a fundaciones pero lo rechazaron, poniendo en duda el origen del dinero. “[Colombia] tiene que reconocernos como individuos, no puede seguir pretendiendo castigar en nosotros, su descendencia, los crímenes que no pudo castigar en vida de mi padre”, dice. En su defensa asegura: “No me convertí en lo que me pude haber convertido, que era Escobar 2.0, y con hechos puedo demostrar que mi actitud hacia la paz es genuina”.Marroquín defiende sus productos e insiste en que no hace apología del delito.

“Entiendo que miles de personas fueron maltratadas con su violencia, que las afectó de muchas maneras, pero eso no me obliga a renunciar al amor que como hijo le tuve. Yo conocí otros sentimientos diferentes a los que conocieron los colombianos. La marca no la hago como un homenaje a él sino como una búsqueda de la paz. Yo soy el primero en dar el ejemplo de que los pasos de mi padre no deben continuarse”,concede el arquitecto, quien nunca ha negado el afecto que siente por su padre.

Fuera de Colombia, según Marroquín, la marca ha sido bienvenida sobre todo en México. La ropa se distribuye en locales y vía internet en Los Ángeles, Nueva York, Guatemala, Chile y Bruselas. “La marca está registrada en un montón de países y no hemos tenido los reparos de Colombia”.

Marroquín está consciente de que camina por una línea muy delgada y que sus mensajes se prestan a las malas interpretaciones. Sin embargo, existen empresas colombianas que se benefician de la imagen y nombre de Pablo Escobar, de una manera que el califica de irresponsable.

Se refiere a la serie televisiva “Escobar: El patrón del mal”, que fue emitida en 2012 en Colombia y que ha gozado de un gran éxito en varios países de Latinoamérica.

A Marroquín le negaron en septiembre pasado registrar en Colombia la polémica marca con el nombre completo de su padre, Pablo Emilio Escobar Gaviria. Según la Superintendencia de Industria y Comercio, está asociada con la violencia que dejó miles de víctimas en los años ochenta y noventa, y por lo tanto “atenta contra la moral de la sociedad colombiana y el orden público”, pero el hijo del capo ha anunciado que apelará la decisión de las autoridades.

Para Marroquín, esta nueva marca, que ya ha sido registrada en otros países, tiene relación con su familia y ha sido utilizada, asegura, sin su consentimiento o participación. De ahí que reclame su derecho para impedir lo que llama usufructo indiscriminado. “Yo nunca he dicho que mi padre fue un santo. Pablo puede caerle muy mal a mucha gente, y en eso no me voy a meter, pero pareciera que hay un Código Penal y una Constitución escrita exclusivamente para esta familia y otra para el resto de los colombianos y eso es lo que nosotros no estamos dispuestos a aceptar”.

 

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