El bosque de Aokigahara, en Japón
En las cercanías del monte Fuji hay un bosque tristemente conocido. Aunque su vegetación es fascinante, su fama atiende a razones macabras. Es un lugar muy popular entre los japoneses para acabar con su vida, de ahí que su sobrenombre sea «el bosque de los suicidios». Dentro de esta zona de 35 kilómetros cuadrados hay estupendos reclamos turísticos como cuevas de hielo y senderos tranquilos, pero su leyenda negra es lo que predomina en la mente colectiva.
Debido a su vasta extensión, los tokiotas suelen perderse en él para dar el adiós definitivo al mundo que les rodea cuando no encuentran otra salida. Las autoridades locales hacen batidas cada año para recoger los cuerpos y colocan carteles aconsejando a los potenciales suicidas a pedir ayuda. La ausencia de fauna crea una atmósfera silenciosa y el nulo funcionamiento de los sistemas de geoposicionamiento no hace más que aumentar su carácter encantado.
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