Por Clarissa Sebag-Montefiore

(SPANISH.CHINA.ORG.CN) – Mongolia Interior es famosa por sus verdes llanuras, en las que es común apreciar yurtas, caballos y santuarios del budismo tibetano (religión practicada por los mongoles nómadas). Los alrededores de Hohhot, capital de esta región autónoma, son un escenario notoriamente turístico. Pero con el Centro de la Cultura China (CCC) se puede llegar incluso a lugares más lejanos, como la prístina pradera Hulunbir, en las afueras de Hailar, a dos horas en avión desde Beijing.

Nuestra primera noche la pasamos en una meseta donde hay una fila de yurtas semejantes a un camino pavimentado de hongos bajo un infinito cielo impoluto. El alojamiento, con aire acondicionado, váter y vista al río, es confortable, muy lejos del ambiente nómada real. El almuerzo, sin embargo, se prepara en la yurta de una familia local: trozos de cordero, urum (crema espesa) y boazi rociado con té con leche o airag, una crema, y licor de leche de yegua fermentada.

Como los guías Andy y Yuan Yuan son nativos de la región hacen más agradables nuestro viaje en autobús con las exquisiteces fascinantes de la vida local, pero está claro que no es sobre un ritmo trepidante de entretenimiento: los pastizales son más bien un lugar para caminar y contemplar la vida. Asegúrese de ver el amanecer en los obos (santuarios chamánicos donde la gente deja ofrendas diarias, incluidos cráneos de ovejas o alimentos en conserva) y levantarse temprano al siguiente día para contemplar a los pastores trabajando sobre sus caballos.

Lo que hace diferente a este viaje, sin embargo, es quedarse a dormir una noche en la villa Rusa, en la frontera chino-rusa (a cuatro horas de camino en coche desde la pradera), con vistas de bosques y ríos en los que los habitantes del lugar lavan la ropa, tractores y, en el caso de una señora de edad, gansos. El paisaje rural se complementa con pintorescas casas de madera. Además, resulta muy emocionante encontrarse con un señor chino-ruso de 92 años de edad, cuya familia ha vivido en la villa durante cuatro generaciones. Y aunque nosotros no lo hicimos, el recorrido de CCC incluye también un paseo a caballo alrededor del poblado.

Aunque parezca un retroceso a una época pasada, nuestra noche allí es marcada también por algunos elementos cursis que distinguen al turismo chino, como un grupo de bailarinas rusas de 18 años que nos entretienen durante la cena. Aún así, es una excelente oportunidad para viajar con comodidad a zonas remotas que de otra manera nunca habríamos visitado.

Precio:5.200 RMB por adulto; 4.160 RMB por niños de 8 a 11 años; 2.600 RMB por niños de 2 a 7 años; gratis para niños menores de 2 años.

¿Cuándo?De vienes a domingo. CCC ofrece también circuitos a la carta.

¿Qué incluye?Vuelo de ida y vuelta, transporte por Mongolia Interior, entradas, comidas, servicio de guía en inglés, seguro de viaje y dos noches de alojamiento.

Reservas a través de:Centro de la Cultura China (6432 9341;http://www.chinaculturecenter.org/).