Si a alguien le da por pensar que las capas de esta peculiar fachada parecen los estratos de una montaña... acertará. La intención de Wang Shu, su arquitecto, era erigir "una formación geológica artificial". De hecho, escogió como emplazamiento una llanura aislada en Ningbo (al este de China) para que sus 30 metros de altura resaltaran más. Inaugurado en 2008, este rectángulo de 30.000 metros cuadrados es una caja de sorpresas: en el exterior está revestido de hormigón encofrado con bambú y 20 clases de ladrillo reciclado local (para ajustar el presupuesto, de 45 millones de euros). En el interior esconde un inmenso recibidor a modo de caverna y estancias comunicadas entre sí por pasillos laberínticos. Web: www.nbmuseum.cn |