En 2610 a.n.e., el faraón Khufu hizo una inspección a su tumba cuya construcción estaba a punto de terminar. Khufu ordenó a los constructores tallar una estatua de un león recostado con cabeza humana. Ésta tiene una altura de 20 metros y una longitud de 57 metros, con una cara de 5 metros de largo. Lleva una banda y una corona de hojas en la cabeza.