Hainan, la provincia insular del sur de China, basaba su economía en la agricultura y la pesca. Pero la isla, que ya atrae a un gran número de turistas chinos en busca de playas tropicales, se está preparando para lanzarse como un centro internacional para la práctica del golf y la vela.
Recientemente, las autoridades provinciales obtuvieron la aprobación del Gobierno Central chino para convertir la isla es un ‘destino turístico internacional’ mediante un ambicioso plan. El Gobierno Central invertirá en ello 1.700 millones de yuanes (249 millones de dólares) y se ha autorizado a la isla para obtener fondos en los mercados financieros.
Durante el Foro Internacional de Turismo de Boao, que se celebra desde el día 18 y hasta el 21 de marzo, los oficiales chinos buscan convencer a los medios visitantes y a las celebridades de que la isla de Hainan está a la altura de Bali, Phuket o Hawai. En especial, se busca promocionar el golf, la vela y la industria inmobiliaria de la isla.
En tiempos imperiales, la isla era vista como un lugar remoto e inhóspito, adonde se exiliaban los oficiales que habían perdido el favor del Emperador. En los años 90, la isla era considerada un centro de apuestas y prostitución.
Pero, a pesar de su truculento pasado, la isla ofrece maravillosos paisajes naturales –playas de arena, montañas, bosques tropicales- todo cerca de su complejo costero por excelencia: Sanya. Las insfraestructuras se están desarrollando excelentemente, con magníficas autopistas y líneas férreas en construcción.
Hainan apunta alto en el mercado del turismo internacional, como muestran sus instalaciones para deportes de élite, hoteles de cinco estrellas y apartamentos de lujo, que son el símbolo más evidente de la transformación de la isla.
El Gobierno busca promocionar la isla también a través de los famosos. Durante el foro, se han dejado ver por la isla la anterior secretaria de estado norteamericana, Condoleeza Rice, o la superestrella del golf australiano Greg Norman.
Norman participará en octubre en un evento en Mission Hills, un club de golf a pocos kilómetros de la capital provincial, Haikou. La lista de invitados no está confirmada, pero los organizadores dicen que Hugh Grant, aficionado al golf, tomará parte en el evento.
Mission Hills es la joya de la corona del golf hainanés. Es propiedad de David Chu, magnate hongkonés bajo la égida de Beijing. El club acogerá en 2011 la Copa del Mundo de Golf.
Otro de los platos fuertes será el Club Internacional de Vela Maynard, con sus 4,8 kilómetros de frente costero en Haikou. Es también propiedad de un hongkonés, Wong Tak, e incluye un puerto de yates, apartamentos de lujo y zonas de ocio.
Peter Dawson, director del Royal & St Andrews Club de Golf, dio una conferencia en Mission Hills el jueves, durante la cual expresó alguna suave crítica sobre la forma en que el deporte se está desarrollando en China.
“El golf, en cualquier país del mundo, no se puede desarrollar sólo en lo más alto”, dijo. “China necesita más que un modelo de negocio para el golf”.
Dawson propone un “golf sostenible y accesible” y puso como ejemplo la nueva zona construida cerca de St Andrews, en Escocia, por sólo 10 millones de dólares, una suma que supondría ya el coste de una sola sala de recepción del complejo hainanés de Mission Hills, lleno de mármol y cristal.
Otras críticas son más directas, como las de los visitantes habituales que pusieron el grito en el cielo cuando, durante el Año Nuevo Chino, los precios de los hoteles subieron un 600 por ciento. Las reservas bajaron un 60 por ciento, según la prensa china.
Chen Ci, alcalde de Haikou, rechaza la idea de que se esté construyendo sólo para los ricos. Dice que el objetivo primordial es “asimilar la fuerza laboral rural y animar la demanda interna”. Y los oficiales gubernamentales inisten en que el sector del mercado al que se dirigen no son los multimillonarios, sino la creciente clase media urbana china. A esa clase media se dirigen los yates que vende la empresa Pacific Allied Nautica, a 20 mil dólares la pieza.
Pero los lugareños no acaban de fiarse de la estrategia gubernamental. La principal queja se debe a los crecientes precios del mercado inmobiliario, un problema que se admite oficialmente y contra el cual, según las autoridades, se está luchando.