4. Máscaras
Las máscaras tibetanas tienen un origen religioso. Incluyen fantasmas, monstruos, seres celestiales y tótems animales que aparecen en las danzas religiosas ceremoniales durante las fiestas más importantes del Budismo. Algunas muestran a personajes como el guardián del Budismo, Pelden Lhamo y Hayagriva, que cuelgan en los templos, así como otras muchas figuras históricas y de la ópera tibetana. Los colores dotan de personalidad y carácter a cada máscara, atribuyéndoles determinadas cualidades, ya que cada color tiene unas implicaciones abstractas, simbólicas y metafóricas.
5. Pulu
Esta transliteración del nombre tibetano se refiere a los tejidos de lana, una industria que cuenta con una historia de más de dos mil años en el Tíbet. La lana tibetana mezcla colores como el negro, rojo y verde. Por su durabilidad, resistencia y calidez, el pulu no sólo se utiliza principalmente para la elaboración de prendas de vestir, calzado y sombreros, sino también para edredones y souvenirs. En el pasado, este material era un elemento de ofrenda ritual. El pulu más famoso y reconocido es el que se fabrica en Zalang, Nagarzê, Gyangzê, Markam y otras comarcas.
La base es la lana; para el teñido del tejido se emplea rubia cordifolia, ruibarbo, trigo sarracenoy cáscara de nuez.
6. Pinturas sobre piel de oveja
Se trata de una de las técnicas artesanales más características del Tíbet. Estas pinturas se realizan completamente a mano sobre el cuero y la lana enteros de oveja, pintadas con pigmentos naturales y mostrando imágenes de la vida cotidiana del pueblo tibetano. Están hechas con una gran habilidad. Tienen una parte cóncava y otra convexa, en las que existe cierto sentido de la tridimensionalidad. Estos objetos son pesados y gruesos. Sus pinturas, de vivos colores, se conservan bien con el paso del tiempo. No sólo son una buena elección como elemento decorativo para el hogar o regalo para los amigos, sino que también posee gran valor como objeto de colección.
7. Varitas de incienso tibetano
Las varitas de incienso son esenciales para los tibetanos a la hora de rendir culto a Buda, espantar a los malos espíritus y celebrar actos religiosos. El olor del incienso es suave, único, fragante y duradero. Los fabricantes de incienso prestan mucha atención a las materias primas. Según las creencias populares, el humo de las varitas puede alejar a los demonios, mejorar el metabolismo de las personas, fortalecer su sistema inmunológico y relajar sus mentes, además de limpiar el aire. Puestas en el interior del armario, no sólo dejan buen olor en la ropa, sino que también esterilizan el interior y eliminan las polillas. Se dice incluso que algunas varitas con ingredientes específicos pueden prevenir y curar enfermedades.