Mucho tiempo atrás, el dios Dago
estaba perdidamente enamorado de Wolo Semo, diosa muy bella, y le
regaló un espejo que había bruñido haciendo uno del viento y la
luna. Pero debido a la intromisión de un diantre, se le deslizó de
la mano y se rompió contra el suelo, convirtiéndose en 114 lagos
espejeantes, como joyas incrustadas en las montañas y los bosques.
De ahí la hondonada de ensueño Jiuzhaigou, como de los cuentos de
hadas. ¡Pero qué tan hermosa es la historia!
Jiuzhaigou, localizada en el
distrito homónimo en la prefectura autónoma de las etnias tibetana
y qiang de Aba, provincia de Sichuan y a más de 400 km de Chengdu,
capital de la provincia, ostenta la geomorfía de lagos represados
de carbonato en valles de entre montañas, debe su nombre a las
nueve aldeas de tibetanos asentadas en el lugar y ocupa una
superficie aproximada de 620 km cuadrados. La mayoría de los sitios
de interés se hallan en las tres cañadas principales de forma “Y”.
Algunos visitantes resumen el paisaje en cinco maravillas: lagos
esmeraldinos, cataratas montañas unas sobre otras, bosques
multicromos, picos nevados y encanto tibetano.
Para llegar se viaja a Chengdu por
avión y luego se toma otro vuelo de 40 minutos con destino al
aeropuerto Jiuhuang. A la entrada de Jiuzhaigou se monta al tren de
protección ambiental para subir por una carretera de montaña
sinuosa. Se escucha el tintinear de los arroyos y el retumbar de
las cascadas. Rodeado de agua, el turista siente el alma en proceso
de depuración.
Los lagos son una sorpresa de
belleza: El Laohuhai y el Xiniuhai son ondeantes y diáfanos; el
Gongzhuhai, tierno, apacible y atractivo; el Huohuahai y el
Wuhuahai son los más peculiares, pues cuando la luz del sol
naciente da en sus aguas se despiden destellos llameantes.
El lago Wuhuahai embelesa en
particular aunque no grande ni amplio. Sus aguas son tan claras que
permiten ver las ramas de árbol rotas en el fondo, algunas de éstas
parecen santateresas cazando a cigarras, y otras como bosques. Lo
más inconcebible es que las aguas tienen colores distintos. Viendo
desde sitios diferentes, pueden ser azules, verdes, violetas,
etc.
A diferencia del Wuhuahai, el
Xiongmaohai, el Jianzhuhai y el Jinghai son amplios, sus
superficies son tan quietas como las de mesas de mármol, sus aguas
tan cristalinas como espejos, que reflejan las nubes blancas y
montañas verdes. Escudriñándolas abajo, se admiran el cielo y las
montañas invertidos. Es un milagro ver nubes y pájaros volando en
el agua. La diferencia entre el mundo real y el virtual existe sólo
en las posturas de las montañas en las riberas y sus imágenes en
los lagos.
La catarata del lago Xiongmaohai es
espectacular, de mayor altura de caída en Jiuzhaigou. Su torrente
se precipita desde los barrancos cual un enorme lienzo de pintura
saltante, vigoroso y apasionante. Sólo allí uno vive en persona la
escena de un “río de plata atronador cayendo del cielo”. Cabría
decir que difícilmente se puede imaginar que el agua, tan amorosa y
tan insinuante, es capaz de producir ruidos tan ensordecedores.
La playa Zhenzhutan es un mundo de
piedras, corrientes y bosques. Cuando el agua verde bajado del
firmamento se resbala arrebatadamente por encima de los millares de
guijas tan hermosas como perlas engastadas en la falda de la
catarata, se salpica de mil maneras lanzando destellos fascinantes
bajo el sol.
No será en balde ponerse al lado de
una roca para apreciar el panorama con detenimiento: el cielo azul
y las nubes blancas, las montañas en la lejanía y los árboles
cercanos, invertidos en aguas diáfanas; los lagos aquí y allá
engarzados como brillantes por la Providencia en la tierra limpia,
rivalizando en esplendor y hechizando al visitante, y rodeados de
árboles viejos y flores raras como encajes de atractivos distintos,
al igual que un grupo de muchachas tiernas compitiendo en belleza y
conviviendo en paz.
No corre riesgo de exageración
afirmar que estar en Jiuzhaigou es vivir un sueño. Ya mirando
arriba o abajo, a la izquierda o a la derecha, hay paisaje bello
por todas partes. La verdad es que “cuando uno camina por allí,
está viajando a través de una pintura".
(CIIC)
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