MADRID, 20 may (Xinhua) -- La temporada 2018/2019 echó el telón este fin de semana y dejó atrás uno de los años más igualados que se recuerdan, con la salvedad de un Barcelona que no tuvo piedad de sus rivales.

Lo primero que hay que destacar de esta temporada es la abrumadora solvencia del FC Barcelona, que dominó la competición prácticamente de principio a fin. Solo ha perdido tres partidos, mientras que el segundo equipo que sufrió menos derrotas, el Atlético de Madrid, cayó en seis ocasiones.

Sin embargo, hay un factor que explica la superioridad del Barcelona: Lionel Messi. Según un informe publicado por la página estadística Opta, el argentino fue el máximo goleador (36 goles), el máximo asistente (13), el que más veces disparó (171), el que más veces lo hizo a puerta (87), el que más oportunidades creó (92) y el que más goles de falta directa metió (6). La supremacía de Messi no ha tenido rival esta temporada.

Otro de los datos curiosos que deja este año es que se ha repetido el mismo top-4 que la temporada pasada y exactamente en el mismo orden: Barcelona, Atlético de Madrid, Real Madrid y Valencia.

La Champions League del año que viene, por tanto, contará con los mismos participantes que en esta edición.

Una de las conclusiones que se puede sacar es que la aristocracia del fútbol español cada vez pertenece a un grupo más cerrado, aunque en el futuro pueden asomar otros nombres de buenos equipos como Sevilla, Athletic, Real Sociedad, Getafe o Espanyol.

Porque si algo ha deparado la edición 2018/2019 de LaLiga ha sido una gran cantidad de equipos que han jugado un fútbol alegre y vistoso. La revelación ha sido el Getafe, que hace tan solo dos años jugaba en Segunda División.

De la mano de su entrenador José Bordalás, que ha definido un bloque sólido, intenso y solidario, los azulones pelearon por la cuarta plaza hasta la última jornada, pero finalmente representarán a España en la Europa League junto a Sevilla y Espanyol.

Pero fuera de la gloria de los puestos europeos, muchos equipos dieron fe del excelente estado de salud de LaLiga.

La remontada en la segunda vuelta del Athletic de Bilbao, el sprint final de la Real Sociedad, la sorpresa en el rendimiento del Alavés, el fútbol vistoso del Betis o el estilo agresivo del Eibar hicieron grande este último año.

Cuando el atacante chino Wu Lei llegó en enero, en pleno mercado de invierno, el Espanyol RCD pasaba por un bache de resultados que amenazaba con estropear el buen inicio de temporada del equipo de Barcelona.

Aprovechó la lesión de Pablo Piatti para hacerse un hueco en el once titular, puso de su parte para integrarse con una cultura y un idioma diferente y dejó que su fútbol hablase por él.

Como explicó a Xinhua Iván Molero, periodista que cubre al Espanyol desde hace doce años, el efecto Wu Lei tuvo un impacto inmediato en el cuadro perico.

"Sus movimientos se han convertido en una referencia para los jugadores del centro del campo. Además, cada día se entiende mejor con Borja Iglesias, que juega más de delantero centro. Con él las transiciones de defensa a ataque son aún más rápidas", señaló.

El atacante chino cerró el círculo el pasado sábado, cuando anotó el 2-0 que daba al Espanyol su primera clasificación para Europa en doce años. Nadie mejor que Wu Lei y su intensidad para explicar el sprint final del Espanyol, que sacó once puntos de los últimos quince posibles.

Dos de los tres equipos que ascendieron a Primera División el año pasado volvieron a Segunda esta temporada. El tercero en descenso, el Girona, subió a la élite del fútbol español hace solo dos temporadas.

El Huesca se convirtió en un equipo duro de batir, pero nunca logró sobreponerse a un mal inicio de temporada. Su falta de calidad individual, pese al papel de jugadores como Enric Gallego o Ezequiel Ávila, terminó condenándoles a caer.

El Rayo Vallecano ofreció un fútbol vistoso y atrevido, pero su tremenda debilidad atrás (70 goles encajados en 38 partidos) les llevó al descenso.

Nada hacía presagiar, sin embargo, lo del Girona. El equipo catalán empezó bien el año, pero su falta de gol (31 goles anotados en 38 partidos) le metió en una mala dinámica al final de temporada, donde solo sacó tres puntos en los últimos diez partidos. Al final, no hubo milagro y volvió a Segunda División, de donde ascendió hace dos años.

En una competición en la que promediar un punto por partido suele ser suficiente para salvarse, la clave es convertirse en un equipo difícil de batir, y el Girona se alejó mucho de eso en el último tercio de temporada.

El ascendido que se salvó de la quema fue el Real Valladolid, el equipo que compró y ahora preside el brasileño Ronaldo Nazario. Llegó a coquetear con el descenso, pero el carácter de su entrenador, Sergio González, y la mezcla de juventud y experiencia le acabaron dando la salvación.

La temporada que viene promete cambios: Atlético y, sobre todo, Real Madrid reforzarán sus plantillas para desafiar la autoridad de Messi y el Barcelona, mientras que el resto volverán una bonita batalla para quedar lo más arriba posible en una de las competiciones más exigentes del mundo. Fin