El Tíbet va a recibir a la antorcha olímpica con flores y danzas folklóricas distintivas cuando llegue a la capital regional de Lhasa el sábado.
Las imágenes de las cinco Fuwas, mascotas de los Juegos Olímpicos de Beijing, fueron formadas con flores frente al Palacio Potala en Lhasa.
Las calles principales de la ciudad están decoradas con cartelones que tienen lemas como "Enciende la Pasión, Comparte el Sueño", "Bendice a la Patria, Jubilosa Recepción de la Olimpiada", "Gran Unidad Etnica" y "Bienvenido a Lhasa".
Las banderas nacionales rojas de cinco estrellas ondean en casas, y autos que tienen en sus ventanillas calcomanías que dicen "Ve a Beijing" pueden verse en casi todas partes.
"Estoy muy emocionado de haber sido elegido portador de la antorcha, lo que me hace sentir casi lo mismo que en 1960, cuando llegué a la cumbre del Monte Qomolangma (Everest)", dijo Gonpo, un héroe tibetano de alpinismo de 75 años de edad.
Gonpo estuvo entre los primeros chinos en ascender a la cima del Monte Qomolangma, la cumbre más alta de la Tierra. Gonpo, Wang Fuzhou y Qu Yinhua también fueron los primeros en realizar el exitoso intento a través de la Cordillera Norte.
Para recibir a la antorcha olímpica, Drolkar de 67 años de edad está ocupada ensayando las danzas folklóricas con un grupo de retirados.
El arribo de la antorcha está siendo discutido acaloradamente en una pequeña aldea de Douyu en la frontera entre China y la India, donde vive gente del grupo étnico Lhoba, dijo Xiaojiayou, secretario del Partido Comunista de la aldea.
Xiaojiayou, de 54 años de edad, también es integrante del grupo étnico Lhoba, una pequeña ramificación de los tibetanos que sólo tiene 2.000 miembros.
"En el pasado, los aldeanos aquí casi vivían aislados debido al transporte y comunicaciones deficientes. Ni siquiera sabían qué eran los Juegos Olímpicos", dijo la mujer.
Tres meses después de los disturbios del 14 de marzo, el médico tibetano Losang Cering aún se siente afligido. El fue herido de gravedad en el rostro por los alborotadores que lo atacaron con cuchillos y garrotes cuando trató de proteger a un hombre de nacionalidad han y a su hijo de seis años de edad.
"El ser un portador de la antorcha me genera placer y me alivia de la presión mental. Me siento feliz de poder ser parte del evento deportivo", dijo Losang Cering, un cirujano del Hospital Popular del Tíbet.
El médico fue considerado un héroe por el valor mostrado en los disturbios, que fueron organizados, premeditados y tramados por la camarilla del Dalai Lama.
La paz ha vuelto gradualmente, las actividades en escuelas, negocios y sitios religiosos se han reanudado, también fueron reabiertos los principales monasterios como Jokhang, Ramoche, Sera y Drepung.
El Tíbet también fue reabierto a grupos turísticos de la parte continental, de Hong Kong y de Macao, dijo hoy Chen Zhichang, teniente alcalde de Lhasa, a reporteros en Beijing.
La fecha de reapertura a los viajeros extranjeros será anunciada oficialmente cuando concluya la etapa del relevo en el Tíbet, dijo el director del Buró de Turismo de Lhasa, Gyangkar.
El relevo de un día se va a sostener en Lhasa el sábado. El plan inicial era para un evento de tres días del 19 al 21 de junio, pero fue reducido después del terremoto del 12 de mayo en Sichuan que causó la muerte a más de 69.000 personas y la desaparición de otras 17.000.
Aunque el relevo de la antorcha fue alterado en unas cuantas ciudades del extranjero por secesionistas tibetanos, Qin Zheng, del Buró de Deportes Regional Autónomo del Tíbet, dijo estar convencido de que cualquier intento de alterar el evento en Lhasa no llegará a ninguna parte, porque gente de todos los grupos étnicos espera con ansia la antorcha y la Olimpiada.