spanish.china.org.cn | 25. 04. 2022 | Editor:Teresa Zheng Texto

Voluntaria en Shanghai: Ayudo a estadounidenses con problemas de comunicación a comprar comida

Palabras clave: Shanghai, voluntario, comunidad

Wang Qianwen, voluntaria en Shanghai. (Foto proporcionada por la entrevistada)


Jefe de edificio, jefe de grupo, jefe de compra de alimentos… Antes del bloqueo en Shanghai, poca gente conocía estos términos, pero ahora todos tratan con ellos y con los voluntarios, todos a cargo de asistir con pruebas PCR y antígenos, comunicación con autoridades vecinales, reparto de insumos y compras grupales; funciones importantes durante el periodo de cuarentena.

Wang Qianwen es originaria de Shanghai y hoy por hoy se desempeña como jefa de voluntarios de su unidad residencial y coordinadora general de compras de alimentos. Durante una entrevista telefónica con China.com.cn, nos hablo sobre lo que ocurre en la metrópolis y las condiciones de vida de su gente.

La familia de Wang, de 5 personas, vive en un condominio de más de 5000 residentes. El lugar adoptó la gestión cerrada a fines de marzo. A principios de abril, aparecieron dos casos, por lo que según la política “7+7”, todos debían cumplir 7 días de aislamiento domiciliario y 7 días más dentro del complejo. Sin embargo, al aumentar el número de contagios, el círculo del “7+7” se alargó. Pese a que no puede salir de casa, Wang afirmó no faltarle provisiones. Los empleados de la comunidad les han llevado suministros, los administradores del condominio han organizado compras grupales y ellos mismos también han participado en adquisiciones privadas, por lo que las necesidades básicas están cubiertas. Como trabajadora del grupo L’Oréal, ha podido sentir el apoyo de su empresa con la entrega de reservas y cupos de compras en grupo.

El 4 de abril, Wang pasó a integrar oficialmente el grupo de voluntarios de su complejo. “En ese momento, llevaba poco tiempo cerrado. Vi en los grupos de mensajes que necesitaban voluntarios para la entrega a domicilio de compras grupales. Justo eran las vacaciones de la Fiesta Qingming y tenía tiempo, por eso me uní. Su madre fue jefa de edificio. Wang asegura que se parece mucho a ella y que le entusiasma servir a la población.

Wang señaló que la labor del voluntario consiste en tres partes. Además del reparto de provisiones, se encargan de las pruebas de antígeno y las estadísticas de los resultados, así como la organización de compras grupales. “Cuando la oficina organiza una compra, debemos reenviar el enlace a primera hora en WeChat, porque se debe actual rápido en este caso. En cuanto a las adquisiciones de la oficina vecinal, también debemos llevar un registro. Al involucrar a mucha gente, el trabajo es engorroso. Por eso, contamos con un equipo pequeño: un jefe de compras, una encargada de las de la oficina vecinal y otra de las de la administración. Además de 3 hombres para la labor de carga”. Wang ha acumulado mucha experiencia y es capaz de organizar bien las tareas más complicadas.  

De acuerdo con ella, las personas solidarias y calmadas asumen mejor las labores de voluntariado. “Debes tratar con diferentes situaciones. Por ejemplo, de pronto se enferma un adulto mayor o un niño, o una embarazada inicia labor de parto. En esos casos, debes comunicarlo inmediatamente a la oficina de la comunidad para buscar soluciones. En tiempos de escasez, algunos residentes caen en el desasosiego y pueden tornarse agresivos. En ese escenario, debemos mantener la calma, entender lo que pasa y solucionar los impases”.

Wang precisó que debido a la pandemia las relaciones entre los vecinos han mejorado más que nunca. “En nuestro edificio, coordinamos muy bien. Cuando ocurre alguna dificultad, la solucionamos de inmediato. Me siento realizada y es gratificante. Todos los días, sucede algo que me conmueve. Por ejemplo, entre los vecinos intercambiamos reservas. Si a una familia le falta algo, lo pide en el grupo de mensajes y casi siempre hay una solución rápida. En mi edificio, viven dos estadounidenses que llegaron el año pasado y no hablan mucho chino. Yo les ayudo a comprar alimentos. Declararon que tenían suerte de contar con la ayuda de voluntarios; también dijeron que cuando la epidemia terminara, me enviarían pasteles o vino tinto en señal de gratitud”.

En plena pandemia, Wang cree que Shanghai aún puede mejorar en cuanto a respuesta y gestión. Asimismo, en garantizar el sustento de los habitantes, sobre todo, grupos vulnerables. La ciudad debe preocuparse por la salud mental de la gente. “Resistamos juntos estos momentos difíciles porque la pandemia pasará tarde o temprano”.

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