spanish.china.org.cn | 22. 04. 2022 | Editor:Liria Li [A A A]

Xi Jinping busca acorazar a Asia y hacer de ella un nuevo paradigma de seguridad mundial

Palabras clave: Boao,2022

Por Jorge Fernández

 

A Asia se le debe acorazar de amenazas derivadas de pensamientos arcaicos y se le debe convertir, en el corto plazo, en ejemplo contundente de que el mundo puede progresar bajo esquemas satisfactorios de seguridad para todas las partes.

 

El discurso del presidente Xi Jinping, pronunciado en el Foro de Boao 2022, está dando la vuelta al mundo por las implicaciones que tiene en el contexto bélico a orillas del Mar Negro. A muchos estrategas les ha parecido acertada la idea de presentar una iniciativa de seguridad global que rompa con la vieja escuela dejada por la Guerra Fría. Y es que las palabras del mandatario chino deben entenderse como un plan de acción urgente para los países de Asia, que de no alcanzar consensos para la construcción de un entorno definido por la confianza mutua, podría terminar en un escenario similar al que ahora hay en Europa oriental.

El cónclave estratégico celebrado en la meridional isla de Hainan, donde líderes mundiales con decisión en el terreno político y económico escucharon la posición de Xi Jinping, resultó un fortín intelectual idóneo para hacer notar los grandes peligros que acechan a Asia y de la urgente necesidad que hay de construir un marco adecuado para explotar en beneficio de todos la riqueza humana y material de esta región. Con un discurso que llevó por título Afrontar Juntos los Desafíos y Abrir un Futuro Brillante mediante la Cooperación, el presidente de China hizo un llamamiento a no intimidarse por los retos y las dificultades, puesto que son estos los que han conducido, a través de fórmulas para su solución, al progreso de la humanidad.

Los retos no son pocos, entre ellos la pandemia de COVID-19, aunque si algo positivo ha dejado la fatal experiencia vírica, esto ha sido la cooperación, la hermandad y la solidaridad tanto popular como gubernamental que han atestiguado los países de Asia. Otro desafío, más apocalíptico que el del coronavirus y sus variantes, es el de la incertidumbre política y económica regional que se alimenta y exacerba desde el exterior, la cual presenta un problema y amenaza monumental a los esfuerzos tanto de China como de los países de la región para construir un entorno de desarrollo marcado por la paz, la cooperación, el diálogo y el beneficio para todos. La injerencia externa en los países de Asia, que termina incordiando entre países hermanos, podría sumir a la región en un conflicto similar al de Rusia y Ucrania.

Lo que el presidente Xi Jinping ha hecho notar a líderes mundiales, especialmente a los de Asia, es que la edificación de un modelo que satisfaga necesidades básicas, a saber la paz y la cooperación, difícilmente se conseguirá con una mentalidad que repita patrones de la Guerra Fría. “Ha quedado demostrado por el tiempo una y otra vez que la mentalidad de la Guerra Fría solo destrozaría el marco global de paz, que la hegemonía y la política del poder solo harían peligrar la paz mundial, y que la confrontación de bloques solo exacerbaría los retos de seguridad en el siglo XXI”, sentenció el mandatario chino. Y de cara a estas amenazas a la seguridad individual y colectiva en Asia, el presidente Xi Jinping presentó la Iniciativa a la Seguridad Global, que hoy es tema de discusión entre líderes y estrategas del mundo.

La iniciativa no es otra cosa que la antítesis de lo que han hecho los países de la OTAN, incluido Estados Unidos, para garantizar entornos de seguridad al interior de sus fronteras y en aquellos sitios en los que cuentan con intereses estratégicos. Y es en ese desacuerdo a planteamientos geopolíticos obsoletos que cobra valor la propuesta china. Ese llamamiento a construir una arquitectura de seguridad equilibrada, efectiva y sostenible, que condena la destrucción de la seguridad de terceros en aras de materializar intereses individuales, se extiende no solo a Asia sino a todo los países y regiones del mundo. La crisis que ahora se vive a orillas del Mar Negro no debe ser una invitación a entablar discusiones bizantinas sobre quién es el bueno o el malo de la historia, sino que, por el contrario, debe ser momento de reflexión para construir marcos que rompan con el pasado y que permitan arrancar de raíz problemas presentes en la historia de la humanidad. Y esa es la posición de China, vertida en el discurso que Xi Jinping pronunció en la inauguración del Foro de Boao.

A Asia se le debe acorazar de amenazas derivadas de pensamientos arcaicos y se le debe convertir, en el corto plazo, en ejemplo contundente de que el mundo puede progresar bajo esquemas satisfactorios de seguridad para todas las partes. El discurso que presentó el presidente Xi Jinping al mundo es la continuidad de llamamientos anteriores, en los que se ha hecho notar la vinculación y la complementariedad que existen en los países de Asia. La Conferencia sobre Interacción y Medidas de Construcción de Confianza en Asia, a la que el presidente chino ha concedido gran importancia y en donde ha reiterado el camino chino de desarrollo pacífico, junto con la Organización de Cooperación de Shanghai, son fortalezas desde donde se ha trabajado por la construcción de una región asiática en donde la paz sea la base del desarrollo.

En las últimas décadas, China se ha convertido en una economía boyante con capacidad para estimular poderosas fuerzas positivas en la región. No obstante, la construcción de un esquema rompedor que marque un hito en la historia de las relaciones internacionales, de la seguridad y del desarrollo colectivo, no puede impulsarse en solitario. La integración económica y comercial regional no pueden llevarse a niveles inéditos sin la participación de todos y sin la convicción de que todos son parte de una maquinaria en la cual cada uno de los países de la región desempeña un papel clave y crucial. De cara a retos, tanto internos como externos, el reiterado mensaje de unidad del presidente Xi Jinping debe constituirse como una línea de acción axiomática: necesitamos trabajar conjuntamente y mantener firme el objetivo común a fin de sortear los obstáculos y crear una región pacífica cuyo compromiso perenne sea el bienestar de su gente.