spanish.china.org.cn | 22. 02. 2022 | Editor:Teresa Zheng | Texto |
Beijing 2022 refleja la decepción de la prensa de EE.UU.
Pese a los desafíos sin precedentes, China celebró unos juegos olímpicos de invierno excepcionales, pero el éxito fue también un prisma que refracta los celos, la desesperación y el desprecio a diferentes niveles entre los medios de comunicación occidentales, especialmente los de Estados Unidos.
La prensa liberal estadounidense, como siempre, muestran decencia al tiempo que actúan como una herramienta de propaganda para atacar a China con un lenguaje ideológico y políticamente correcto.
Por mucho tiempo, vilipendiaron a China por su sistema deportivo durante los certámenes olímpicos, pero esta vez, fueron sorprendidos por los atletas chinos y su gozo en cada disciplina, por lo que decidieron tomar otros ángulos.
El New York Times publicó el domingo un artículo titulado: "Con la clausura de los Juegos Olímpicos, China celebra un triste triunfo", en el que argumenta que Beijing 2022 estuvo "restringido por una crisis sanitaria mundial, sacudido por tensiones geopolíticas, contaminado una vez más por acusaciones de dopaje y eclipsado por la crisis en Ucrania".
Fue seguramente triste para el diario dado que no logró desacreditar la justa y solo pudo sortear cosas absurdas, comentarios que sin duda avergüenzan.
Básicamente, apuntó que China debía sentirse avergonzada por unos juegos limitados por un desastre sanitario mundial que Occidente no pudo frenar, salpicado de tensiones geopolíticas incitadas por voces occidentales, una muestra de dopaje tomada el año pasado antes del evento y la llama de la crisis ucraniana, avivada justamente por Occidente.
Otros medios estadounidenses, como CNN y Washington Post, repitieron la retórica desactualizada sobre derechos humanos. De hecho, reconocieron a duras penas y en parte el éxito de Beijing2022, pero resaltaron que mostró al mundo una imagen de estar "lista para desafiar a sus críticos".
Desacreditaron a China por Xinjiang con mentiras. Sin embargo, con los juegos, quienes realmente escuchan y creen en ellas bajaron en número. Solo algunos políticos en Washington y medios hablaron en susurros sobre ellas.
En tanto, los conservadores, ansiosos por recuperar el poder y la influencia en Estados Unidos, adoptaron un tinte radical.
El nivel más bajo es un puñado de élites estadounidenses como el presentador de Fox News Will Cain, quien calificó a la estrella olímpica Eileen Gu como "traidora, malagradecida” a principios de mes, y Bill Maher, otro presentador de televisión quien sorprendió a todos el viernes al maldecir a China como una "superpotencia asquerosa" mientras atacaba a Gu por representar a China.
Comentarios como estos muestran los celos y el miedo por la creciente influencia de China, y por la pérdida del control.
Ya sea que lo admitan o no, o el alboroto que creen por los juegos, no pueden arruinar la belleza de Beijing 2022. China no solo logró celebrarlo con éxito en medio de una pandemia, sino también demostró que sus medidas de prevención y control funcionan bien, y que es una potencia responsable que cumple con su palabra. ¿Pueden las élites y medios anti-China en Estados Unidos decir que su propio país haría lo mismo?
Cuando la prensa crea problemas sobre un recorte en la teleaudiencia estadounidense de los juegos, solo revela que el público occidental está perdiendo interés en un contenido ideológico, que sus medios tradicionales emiten en desmedro de los deportes. Asimismo, muestra que atacar a China pierde popularidad, comentó Shen Yi, profesor de la Facultad de Relaciones Internacionales y Asuntos Públicos de la Universidad Fudan. Los ratings de la televisión estadounidense se desplomaron mucho antes de Beijing 2022, incluso Trump se mofó de la tendencia en marzo de 2019, con "las noticias falsas nunca ganan".
La realidad de los juegos las dijo el esquiador estadounidense Aaron Blunck: China ha "hecho un trabajo estelar", pero los medios estadounidenses no tienen el coraje de difundir la noticia. Quedó claro cuando los deportistas de todo el mundo saltaban de alegría durante la ceremonia de clausura y se abrazaban entre ellos.
La decepción es grande. Mientras China mira hacia "juntos por un futuro compartido", algunas élites y medios estadounidenses quedan en vergüenza, decepción y con una muy baja confianza en sí mismos.