spanish.china.org.cn | 27. 01. 2022 | Editor:Teresa Zheng | Texto |
Una mujer practica la tradicional danza de la cinta de color frente a decoraciones de los Juegos Olímpicos en una comunidad en el distrito de Shijingshan, Beijing el 11 de enero de 2022.
A menos de 10 días para el inicio de los Juegos Olímpicos de Invierno Beijing 2022, algunos políticos estadounidenses contrarios a China han vuelto a manchar la cobertura del evento lo cual expone su intento de socavar la percepción pública del mismo.
Legisladores republicanos enviaron una carta el martes al director ejecutivo de NBCUniversal, Jeff Shell, y al presidente de NBC Olympics, Gary Zenkel, acerca de la posible influencia del "Partido Comunista de China y del Comité Olímpico Internacional en la programación de las Olimpiadas de Invierno de la NBC", informó Reuters.
No es la primera vez que NBCUniversal enfrenta el acoso político por la cobertura de la justa olímpica. Si bien China ha negado en repetidas ocasiones las acusaciones sin fundamento respecto a las violaciones de derechos humanos, las fuerzas anti-China presionan al medio para continuar con su narrativa falsa.
El caso de NBCUniversal pone en relieve la postura de Estados Unidos en el tema lo que crea una distracción innecesaria para atletas y para el evento en sí.
El año pasado, hubo una gran presión sobre algunos patrocinadores por varias de estas fuerzas. En diciembre, después de que la Casa Blanca anunciara el no envío de funcionarios a la justa, ciertos legisladores instaron a algunos patrocinadores corporativos estadounidenses a que hicieran lo mismo.
Para las empresas con una gran inversión en el cotejo es ridículo responder a las demandas de políticos y activistas que generalmente tienen un sentido incomprensible de superioridad moral y desdén por las personas involucradas en actividades comerciales legítimas. Sin mencionar el enorme mercado de consumo chino y su resistencia económica en medio de la pandemia, los cuales no pueden darse el lujo de perder.
Además, los juegos son un evento internacional de gran envergadura y la mejor oportunidad para varias firmas de promover su marca. Desde el inicio de la pandemia, solo ha habido algunas competiciones que igualen su importancia en escala y audiencia. Ninguna empresa dejaría de lado tal oportunidad.
Pero no se puede negar que las mentiras de Estados Unidos y sus aliados sobre abuso de derechos humanos en China han engañado a algunos y ha presionado a los patrocinadores olímpicos, quienes temerosos de un contragolpe de Occidente han optado por un perfil bajo para evitar ser blanco de activistas.
El intento de estos personajes de poner contra la espada y la pared a las corporaciones es parte del esfuerzo por lograr sus objetivos geopolíticos: evitar que el mundo tenga una percepción positiva sobre China a través de los juegos.
Los ataques sin fin han ido desde amenazas cibernéticas, nieve falsa, carne sospechosa de sustancias prohibidas, hasta cualquier otro tema que capte la atención mundial para desprestigiar a China.
Desde una perspectiva económica, en un momento en que la economía mundial necesita de cadenas de suministro seguras para su recuperación, el cotejo es un incentivo para la lucha vírica y nuestra moral.
Los deportistas, con años de entrenamientos, deben ser el centro del movimiento olímpico, y los juegos en Beijing son el escenario para los mejores exponentes de cada disciplina y no para los políticos estadounidenses. Es despreciable que Washington caiga en una postura que interrumpe lo que debe ser una celebración deportiva mundial.