spanish.china.org.cn | 16. 11. 2021 | Editor:Teresa Zheng Texto

Política occidental de coexistencia con el virus es una opción forzada

Palabras clave: Estados Unidos, Europa, coexistencia, COVID-19

El virus continúa socavando la recuperación económica en Estados Unidos y Europa. El índice de precios al consumidor en el primero ha crecido 6,2 % desde octubre del año pasado, el mayor salto en 31 años. La secretaria del Tesoro, Janet Yellen, dijo el domingo que erradicar la COVID-19 es clave para reducir la inflación, y que si se ve frenado, el avance en el valor de productos básicos, como el crudo, podría disminuir en la segunda mitad del próximo año.

Sin embargo, ¿Estados Unidos puede contener el brote? El único medio de prevención es la vacunación, y el país está en proceso de mayor apertura. Europa también lo hace a un ritmo más rápido, pero su par norteamericano es el epicentro de la epidemia. Algunos países del Viejo Continente han comenzado a considerar nuevos bloqueos, mientras que el escepticismo crece entre la población sobre si las vacunas son la única solución a la propagación.

La situación actual muestra que el escudo protector de todas las vacunas ampliamente utilizadas, entre ellas las recomendadas por la OMS, ha bajado de intensidad. Además, existe la posibilidad de más mutaciones. La guerra de la humanidad contra la Covid está lejos de su fin y su impacto en la economía y en diversas actividades humanas continuará.

Frente a la incertidumbre, la opinión pública occidental aumenta su escarnio frente a la política china de “cero casos”. Algunos incluso señalan que esta opción no solo lo ha llevado al “autoaislamiento” en términos físicos, sino que también funciona en detrimento de la reforma y la apertura y su paulatino cierre sistemático. Quienes sostienen tales argumentos muestran incomodidad ante la confianza ganada por el éxito de su política de control antiepidémica e indican que China aumentará su sospecha general en Occidente.

Es una trampa cognitiva causada por el centrismo occidental. Los occidentales toman la ruta de Estados Unidos y Europa para combatir el virus como norma, y  no analizan la responsabilidad humanitaria de las cuantiosas muertes provocadas por tal respuesta. En su lugar, ven el enfoque de China que conduce a casi cero muertes "desviadas". ¿Qué tan absurda es esta creencia?

La insistencia de China en su política “cero casos” va en línea con una política científica de prevención y control, y con la situación de su enorme población, brecha urbano-rural y falta de recursos médicos. No importa cuántos países se hayan visto forzados a abrir su economía y seguir con la tendencia, pero el coexistir con el virus no es la corriente principal, aunque se haya promovido, es una opción obligada.

Es una pena dejar que "la supervivencia del más apto" sea la guía en esta lucha, dado el nivel tecnológico y la habilidad organizativa que tenemos hoy. El capital es la mayor fuerza impulsora de esta dura ideología de coexistencia y muestra la gran influencia del dinero en la mayoría de sociedades.

La ciencia y el humanitarismo son el motor de la dinámica política cero-covid de China. El binomio ha creado una red de seguridad efectiva para los chinos, pero no debilitará el entusiasmo político y la racionalidad de la sociedad china para abrirse al exterior. La idea de cerrar puertas para desarrollarse uno mismo, separado de Occidente, apenas y resuena en China. Algunas élites políticas en Estados Unidos fomentan abiertamente un "desacoplamiento", pero incluso aquellos que creen que están en una posición dominante saben que es poco probable que dicho curso continúe.

China busca la seguridad de la unión y la apertura, tanto en la lucha contra la epidemia como en la política. Sus importaciones y exportaciones han crecido rápidamente desde el estallido del virus, y las puertas del país cada vez lucen más abiertas. El flujo de personas se ha reducido, pero incluso este ha ido en lento aumento en los países occidentales. Estas naciones van más rápido que China en este sentido, y les damos la bienvenida a explorar el camino por delante. China examinará lo que puede hacer y decidirá nuevas políticas para la entrada de personas en función de las condiciones y lo que el progreso científico pueda brindar.

La ciencia es una cuestión de vida humana y China se adherirá al principio de poner a las personas primero, mientras opta por una ruta pragmática. China no solo ha protegido efectivamente la vida de su gente, sino que hasta ahora ha estado a la vanguardia en recuperación económica. Estados Unidos y Europa tienen derecho a tomar sus propias decisiones, pero no pueden otorgar evidencia que orille a China a seguir su ejemplo. En este momento, algunos se mofan del "aislamiento" de China, pero lamentablemente cometen un error de juicio.


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