spanish.china.org.cn | 20. 08. 2021 | Editor:Teresa Zheng | Texto |
La caída del gobierno y el ejército afganos en 11 días sorprendió al mundo occidental. Las torpes políticas de la administración estadounidense y la falla en la evaluación de la inteligencia de los Estados Unidos han quedado expuestas al mundo.
La capacidad de los Estados Unidos para responder a las crisis ha sido exagerada durante mucho tiempo; los servicios de inteligencia de los Estados Unidos se creen omnipotentes. Aunque las agencias de inteligencia de los Estados Unidos habían cometido errores antes, e incluso ocasionado escándalos políticos de desinformación, la manipulación estadounidense de la opinión pública, así como la opinión pública occidental profundamente influenciada por Washington ayudaba a ocultar todas estas fallas. La "destreza" de los agentes de inteligencia estadounidenses promocionada en películas como Misión Imposible a menudo tiene más aceptación de la audiencia.
El cambio drástico en Afganistán puede considerarse como una planilla de inspección que explota la burbuja de la propaganda hipócrita de estilo estadounidense. Es tan sorprendente que es imposible esconderla con más mentiras. Ha revelado la verdadera competencia de las agencias de inteligencia de los Estados Unidos y su falta de pragmatismo e independencia.
Si las agencias de inteligencia de Estados Unidos hubieran predicho con antelación el colapso del Ejército Afgano, la Administración de Biden no habría ordenado una retirada tan apresurada. Se dice que quedan unos 1.000 agentes de inteligencia de los Estados Unidos en Afganistán, junto con un número desconocido de informantes locales y combatientes paramilitares. Sin embargo, claramente, los agentes estadounidenses no habían penetrado en las raíces en Afganistán, ni entendieron las condiciones reales de las regiones ocupadas por los talibanes, ni reconocieron la actitud real del gobierno afgano ni la de los combatientes de base.
Después de la Guerra Fría, la comunidad de inteligencia de los Estados Unidos ha sido cada vez más politizada. Tal vez la victoria en la Guerra Fría promovió la arrogancia política de los Estados Unidos, lo que hace que Washington crea que puede gobernar el mundo incluso si hay algunas fallas estratégicas. Mientras que los políticos y los grupos gobernantes se preocupan más sobre sus propios intereses, la comunidad de inteligencia ha tenido que atender a esos intereses políticos internos. Por lo tanto, las agencias de inteligencia han descuidado su precisión para hacer sentir más comodos a los políticos.
La administración de Biden apuró la retirada militar e hizo alarde de la decisión como un logro de la administración democrática. La comunidad de inteligencia trabajó para apoyar la decisión de Biden en lugar prender las alarmas para no hacer quedar en ridículo al equipo de Biden. Aunque puedan tener diferentes opiniones, lo expresaron suavemente. Así las cosas, la evaluación de las agencias de inteligencia que se mostró al público era más optimista que la de los medios. Hasta el 11 de agosto, un funcionario de defensa de los Estados Unidos todavía citaban a la inteligencia estadounidense argumentando que los combatientes con los talibanes podrían aislar Kabul en 30 días y posiblemente tomarla en 90 días.
Agencias de inteligencia famosas como la CIA se comportaron como un montón de idiotas, mientras que otros embaucadores ni tenían inteligencia concreta y se adhieren al principio político de priorizar lo qué los supervisores quieren. Su capacidad para predecir la situación en Afganistán era incluso más débil que la de muchas personas corrientes que siguen las noticias internacionales en sus teléfonos inteligentes.
Lo que es preocupante es que Biden ha ordenado a la CIA, muy incapaz, pero todavía útil para “adelantar” investigaciones que satisfagan las necesidades de su jefe, investigar los orígenes de la COVID-19 hace tres meses. Según la fecha límite, se espera que las agencias de inteligencia presenten su informe a finales de este mes y se concluya si el virus se originó de un laboratorio en Wuhan o saltó naturalmente a los humanos desde los animales. Una orden tan ridícula se siguió al pie de la letra, sin ni siquiera una sola duda por parte de la opinión en EE.UU. Las élites estadounidenses están esperando la respuesta que necesitan. A lo largo de los años, desde el Presidente, pasando por el Congreso, hasta los institutos de opinión, se han acostumbrado al hecho de que las agencias de inteligencia velan por los intereses nacionales de los EE.UU. y arrojan una conclución acomodada en momentos clave. La coordinación política de las autoridades de inteligencia de los Estados Unidos es mucho más importante que su objetividad. Incluso cuando más tarde se ha demostrado su equivocación, nunca se les encuentra culpables.
El fiasco en Afganistán hace que las personas vean a las autoridades de inteligencia de Estados Unidos como son: sin mente, pero leales, sin voluntad ni habilidad para investigar los orígenes del virus. Estaban equivocados en juzgar la situación en Afganistán, un área en la que se supone que son buenos; mientras que el rastreo de los orígenes del virus, que es mucho más difícil, está mucho más allá de su profesionalismo.
Su verdadero profesionalismo se está manipulando políticamente, esto es lo que los expertos de la OMS no pueden enfrentar de ninguna manera. El poder político de los Estados Unidos, la comunidad de inteligencia y los medios de comunicación han formado una cadena de interés ya conocida: el poder político hace órdenes, las agencias de inteligencia forjan los recursos y los medios de comunicación son responsables de la propaganda. Por lo tanto, las personas pueden ver la comunidad de inteligencia, cuyo trabajo debería haber sido altamente confidencial, interactuar repetidamente con los principales medios de comunicación, llevando inteligencia falsa de manera "precisa" al público.
No nos queda más que esperar otro espectáculo de horror de las agencias administrativas y de inteligencia de los EE.UU. Tras ver cómo fue su horrorífico desempeño en Afganistán, el público está ahora más preparado mentalmente para otra farsa.