spanish.china.org.cn | 20. 08. 2021 | Editor:Teresa Zheng Texto

Pandemia podría estar ligada a animales susceptibles a los coronavirus de murciélago, demuestra un nuevo ensayo

Palabras clave: COVID-19, murciélago, ensayo

La pandemia de COVID-19 probablemente tenga su origen en el comercio de animales susceptibles a los coronavirus de los murciélagos. Para ubicar los orígenes del virus necesitamos realizar más pruebas en áreas geográficas más amplias, incluidas China, el sudeste asiático y Japón, donde habitaban los murciélagos de herradura, asegura un nuevo ensayo que rechaza tajantemente la de “fuga de laboratorio”.

El documento, titulado "El origen animal del SARS-CoV-2", señala que el comercio de animales huéspedes susceptibles es un tema común importante en los orígenes del SARS y la COVID-19, y los animales huéspedes intermedios, vivos y susceptibles al SARS-CoV, son la fuente primaria del progenitor del SARS-COV-2 al que los humanos estuvieron expuestos.

El documento, realizado por un grupo de científicos chinos e internacionales, incluidos investigadores del Centro de Investigación de Virus del Consejo de Investigación Médica de la Universidad de Glasgow y la Universidad Agrícola del Sur de China, se publicó en Science, el martes.

David L Robertson, profesor del Centro de Investigación de Virus del Consejo de Investigación Médica de la Universidad de Glasgow y uno de los autores de la publicación, explicó para medios de comunicación que el punto principal del documento es que los datos disponibles apoyan la teoría de que la COVID-19 es producto de un virus Natural que probablemente partió de los murciélagos de herradura y, muy similar al SARS, esto posiblemente ocurrió a través del contacto con animales huésped intermedios infectados en los mercados en Wuhan.

El primer brote registrado de SARS-CoV-2 ocurrió en Wuhan, que se encuentra a más de 1.500 kilómetros del sarbecovirus más cercano, conocido, recolectado de los murciélagos de herradura en la provincia de Yunnan, suroeste de China, pero los virus recolectados de Yunnan son altamente divergentes del progenitor del SARS-COV-2, lo que proporciona evidencia genética clave que deja sin fundamento la teoría de “fuga de laboratorio”, puntualiza el documento.

Robertson advirtió que enfocarse en Yunnan como un origen probable del progenitor del virus podría no ser acertado, y el muestreo de áreas geográficas más amplias es muy importante si vamos a encontrar el origen del SARS-COV-2 y evitar el riesgo de una futura propagación.

Desde su aparición, el muestreo ha revelado que los coronavirus genéticamente cercanos al SARS-COV-2 están circulando en murciélagos de herradura, que se dispersan ampliamente de este a oeste de China, y en el sudeste asiático y Japón, según el documento.

"No hay categóricamente ninguna evidencia de que el SARS-COV-2 se creó en un laboratorio de Wuhan o se escapó de uno", aclaró Robertson.

El tema de los orígenes del virus se ha “politizado demasiado" y "es importante asegurarse de que se prioricen las investigaciones correctas, es decir, siguiendo la evidencia a la que conducen y no terminar buscando chivos expiatorios basados en escenarios hipotéticos”. Robertson había trabajado en un artículo anterior junto con unos 20 científicos internacionales que demostraban que había una alta probabilidad de que el origen del virus fuera zoonótico y que existe cero evidencia de que provenga de un laboratorio.

Un siguiente paso razonable es implementar serología, muestreo y entrevistar a las personas (por ejemplo, cazadores, comerciantes y agricultores) conectados a las fuentes de vida silvestre vendidas en los mercados de Wuhan en octubre y noviembre de 2019, según el nuevo documento.

Es probable que esta vida silvestre haya sido atrapada o cultivada en otros lugares y vendida a los mercados de Wuhan a través de la cadena de frío, sugiere el ensayo.

Algunas especies cultivadas, como los visones americanos, los zorros rojos y los mapaches se vendieron vivos a los vendedores de animales de Wuhan, al igual que la vida silvestre cazada, aunque no se vendían especies de ningún murciélago, aclaró el ensayo.

Robertson sostiene que deberíamos estar abiertos a la existencia de una especie de huésped intermedio no identificado en la naturaleza.


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