¿Por qué algunos en China abogan por investigar el laboratorio de Fort Detrick en EE.UU.?

El Instituto Militar de Investigación Médica de Enfermedades Infecciosas de Estados Unidos en Fort Detrick.

Casi en año y medio de pandemia, el mundo sabe muy poco sobre el origen del virus.

Algunos en Estados Unidos han pedido una segunda investigación en China, mientras que esta afirma estar preocupada por un laboratorio estadounidense. Problemas en la eliminación de materiales peligrosos llevaron a Washington a suspender el estudio de enfermedades infecciosas en la base militar Fort Detrick en agosto de 2019. Muchos en China creen que este lugar debe ser objeto de investigación.

Varios expertos chinos lo han propuesto claramente.

"Si algunos países aún quieren ir por la ruta de la fuga de laboratorio, deberían indagar en los laboratorios de otros países que no han sido sujeto de estudio como el de Wuhan", dijo Liang Wannian, líder del equipo de expertos OMS-China.

Uno de ellos es el de Fort Detrick en Estados Unidos. Según informes de los medios, este posee una historia de almacenamiento de muchos virus mortales como el ébola y el ántrax.

En julio de 2019, los Centros de Control y Prevención de Enfermedades de Estados Unidos enviaron una carta al laboratorio, pidiéndole finalizar con gran parte de sus operaciones por temas de seguridad.

Ese mismo mes, comenzaron a aparecer enfermedades respiratorias de origen desconocido en el norte de Virginia. La prensa reportó sobre un brote a gran escala de EVALI, un acrónimo de lesiones pulmonares asociadas con cigarrillos electrónicos, en Wisconsin que se extendieron a varios estados.

En septiembre, Maryland, sede del Fort Detrick, registraba el doble de pacientes con EVALI. La enfermedad tiene síntomas muy similares a los de la COVID-19.

Los medios fueron rápidos en apuntar al Fort Detrick. Hasta el sábado, una carta abierta que pide a la OMS investigarlo había recolectado más de 20 millones de firmas entre usuarios chinos. Global Times, que publicó noticias sobre la solicitud, dijo que su servidor había sido atacado varias veces con direcciones IP de Estados Unidos.

En una entrevista con la agencia de noticias Xinhua, Stephen Kinzer, ex corresponsal del New York Times, señaló que una exhaustiva investigación sobre todo en los hechos del Fort Detrick sería interesante pero difícil por razones de seguridad nacional.

"Si existe alguna vez la necesidad para Estados Unidos de desarrollar un arma biológica, el lugar sin duda sería el Fort Detrick. Es el único donde se podría hacer. Ahí están todos los científicos; ahí están todas las toxinas", dijo Kinzer, miembro principal del Instituto Watson de Asuntos Internacionales y Públicos en la Universidad Brown.

El Fort Detrick tuvo también estrechos vínculos con la notoria 731, una unidad de estudio y desarrollo de armas biológicas del ejército imperial japonés, que realizó experimentos humanos horribles en prisioneros de guerra y civiles secuestrados en el noreste de China durante la Segunda Guerra Mundial. Se sabe que el laboratorio había adquirido datos de la 731 por 250 000 yenes, y que incluso su jefe, Shiro Ishii, fue consultor en el tema para el ejército estadounidense.

El Ministerio de Relaciones Exteriores de China exigió en múltiples ocasiones visitar el Fort Detrick. Su portavoz, Zhao Lijian, dijo en una conferencia de prensa regular el 22 de julio que no solo se trata de rastrear los orígenes del coronavirus, sino también de la seguridad de las personas en todos los países. "Las preguntas no cesarán hasta que Estados Unidos dé una explicación razonable", apuntó.

No obstante, Washington ha permanecido en silencio. Cuando se trata del rastreo de los orígenes del virus, Zhao indicó que algunas personas tienen una conciencia culpable y citó un informe de junio de la revista Vanity Fair, sobre una advertencia interna del Gobierno estadounidense contra dichas indagaciones, las cuales podrían destapar una caja de pandora.