spanish.china.org.cn | 01. 08. 2021 | Editor:Teresa Zheng Texto

La política estadounidense de posverdad destruye a la OMS

Palabras clave: OMS, Estados Unidos, COVID-19

China ha rechazado el pedido de una segunda investigación sobre los orígenes de la COVID-19, solicitado por el director general de la Organización Mundial de la Salud (OMS), Tedros Adhanom Ghebreyesus, quien enfrenta una presión cada vez mayor de Estados Unidos y sus aliados para continuar por la ruta de la desacreditada teoría anticientífica de una fuga del laboratorio de Wuhan.

Si bien China no se opone a ninguna colaboración científica sobre el tema, enfatiza que los estudios deben ser equilibrados, neutrales y enfocados en los hechos, a diferencia de las narrativas conspirativas. El país afirma estar en su derecho de no tomar en serio una hipótesis tan ridícula que solo satisface los intereses de Estados Unidos.

La conspiración que envuelve al Instituto de Virología de Wuhan no tiene credibilidad ni reputación en los principales círculos científicos. Viene de la ciencia ficción, de políticos de extrema derecha como Tom Cotton. Además, muestra cómo la cultura estadounidense se ha visto arrastrada por una "política de posverdad" donde ciertas fuerzas impulsan la desinformación y el rechazo a la ciencia a favor de ideas falsas que van en línea con sus emociones o identidad.

Como iniciativa del populismo anti-establishment, enfrenta a estos políticos reacios a la ciencia contra los principales expertos como el Dr. Anthony Fauci. Los sucesivos gobiernos lo han utilizado en el escenario internacional como un medio para desacreditar y promover la competencia geopolítica con China. En ambos aspectos, la proliferación de esta teoría está politizada, no es científica y es de mala fe. Por lo tanto, cualquier investigación basada en una premisa defectuosa es intrínsecamente problemática, solo puede servir para incentivar la falsa narrativa de la Casa Blanca.

Mientras que la administración Trump abandonó la Organización Mundial de la Salud por completo y adoptó una postura aislacionista, la de Biden cambió sus tácticas al volver a ella y emprender medidas de coalición contra China, intentando coaccionarla para que siga su agenda política. A lo largo de un año, laha golpeado y ha intentado destruir su credibilidad al calificarla de demasiado dependiente de China.

En retrospectiva, la presión por ahondar en la teoría de filtración dellaboratorio muestra cuán engañoso ha sido todo esto.

Las acciones de Estados Unidos son, sin duda, profundamente contrarias a la ética y destruyen la gobernanza de la salud mundial. La OMS es una organización multilateral que busca atender el bienestar de la humanidad y combatir las enfermedades en el mundo. Es solo sentido común que los países trabajen juntos de manera neutral en su seno.

Sin embargo, Washington la destruye con una politización excesiva, transformándola en un vehículo para perseguir un juego innecesario de culpas y chivos expiatorios, subvirtiendo su capacidad de funcionar correctamente en pos del bien común.

Esto nuevamente es una demostración de cómo una cultura anticientífica está envenenando la política estadounidense. Si bien continúa politizando la pandemia, su propia campaña de vacunación casi se ha detenido. La variante delta está fuera de control y las muertes aumentan a 500 diarias nuevamente, lo que muestra cómo la proliferación de estas teorías, ya sea sobre China o sobre las vacunas, provoca una catastrófica pérdida de vidas humanas.

En este caso, si bien China acoge estudios y coordinación científica sobre los orígenes de la COVID-19, también traza una línea roja contra narrativas conspirativas infundadas, exportadas desde una nación peligrosa, irresponsable y completamente inmadura en todo sentido en relación con la pandemia.

China es un país que defiende el multilateralismo, el empirismo, el bien común de la humanidad y una introspección equilibrada y razonada sobre el virus. Rechaza enérgicamente los enfoques de posverdad, cargados de conspiraciones y motivos políticos, que no responden ni ayudan a encontrar un camino a seguir. La postura estadounidense socava a la OMS.


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