spanish.china.org.cn | 17. 06. 2021 | Editor:Teresa Zheng Texto

600 000 muertes no importan y la luz de los derechos humanos se desvanece

Palabras clave: Estados Unidos, COVID-19, derechos humanos

El número de muertos en Estados Unidos por coronavirus superó los 600 000 el martes. A diferencia de los "hitos" anteriores, la trágica cifra no ha causado revuelo en la opinión pública mundial, como si la gente se estuviera acostumbrando a la "nueva normalidad".

La prensa estadounidense intentó resaltar que "los decesos diarios bajaron significativamente en los últimos meses", como indicó el martes The Wall Street Journal, como si 600 000 fallecidos no importaran tanto en el contexto. Los medios de comunicación ya no comparan de manera sensacionalista el número con el de los soldados estadounidenses muertos en la Guerra de Vietnam y las dos guerras mundiales juntas.

Cuando la estadística se acercaba a los 100 000 en mayo de 2020, The New York Times enumeró los nombres y datos personales de 1000 de ellos en su portada, lo que creó un impacto visual bastante fuerte. Por supuesto, la gente se sorprendió al ver la cifra y enfureció con los 200 000, sin embargo, la insensibilidad ha calado hondo con los 600 000.

"A la gente del mundo aparentemente no le importa, porque Estados Unidos ha perdido su gloria y encanto. Sus historias ya no son cuentos de hadas y su comportamiento se acerca cada vez más al de un país fallido. La imagen anterior siempre victoriosa se cae a pedazos”, apuntó Xu Liang, profesor asociado de la Escuela de Relaciones Internacionales de la Universidad de Estudios Internacionales de Beijing, el miércoles. No hace mucho tiempo, la gente esperaba que la nación remontara el río como una carpa e incluso saltara las cataratas para transformarse en un dragón, al igual que en la mitología china, dijo Xu. "Pero la nación ha fallado demasiadas veces, por lo que la audiencia ha dejado el salón”, resaltó.

En medio de la devastadora epidemia, Estados Unidos también es testigo de un aumento en la violencia armada. El Washington Post publicó un artículo el lunes titulado, "2020 fue el año más mortífero de la violencia armada en décadas. Hasta ahora, 2021 es peor", "solo el fin de semana pasado, más de 120 personas murieron en tiroteos". Sin embargo, al igual que la muerte por COVID-19, los caídos por armas de fuego parecen haberse convertido en otra "nueva normalidad".

Hubo un momento en que Estados Unidos disfrutaba de días de buen gobierno. Pero ahora, "vive el mayor fracaso en la gobernanza nacional desde el final de la Guerra Fría", sostuvo Xu.

El núcleo de la crisis es que su capacidad de corrección de errores está rota. Después de que el presidente Joe Biden asumió el cargo, trató de enmendar algunos cometidos por su predecesor, como alentar el uso de máscaras y vacunarse. No obstante, solo fueron tecnicismos, los problemas fundamentales aún no se han abordado, recalcó Xin Qiang, subdirector del Centro de Estudios de Estados Unidos en la Universidad de Fudan, el miércoles.

Los temas claves son: la política sobre la ciencia y la falta de unión del sistema bipartidista para enfrentar los retos del país, y lo peor es que siguen luchando por sus propios intereses. Un total de 600 000 estadounidenses han perecido y podrían haberlo hecho en vano. Muy pocos políticos tienden a reflexionar sobre la dirección equivocada del país, con el hecho de culpar a China como una nueva instrucción de salud, y otros discuten sobre el despido de Anthony Fauci, en lugar de desplegar esfuerzos para frenar el virus. Este también es el caso del control de armas, que durante mucho tiempo es un campo de batalla de posturas políticas, según comentó Xin.

Aproximadamente 675 000 estadounidenses fallecieron durante la pandemia de influenza de 1918, según los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades. Es sorprendente ver que 100 años después, cuando el país disfruta del sistema y la tecnología médica más avanzadas del mundo, y de abundantes recursos sanitarios, repita la historia con casi el mismo número de decesos que hace un siglo. Con las condiciones médicas que tiene hoy, dejar que esta tragedia vuelva a suceder significa que la capacidad del gobierno actual es incluso peor que en 1918. Lo que ocurre hoy en Estados Unidos no es una calamidad natural, sino un desastre provocado por el hombre.

A la larga, puede que Washington algún día derrote al virus con su alta tecnología, pero tal incompetencia gubernamental solo le traerá más caos e inestabilidad social, concluyó Xu.


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