spanish.china.org.cn | 25. 12. 2020 | Editor:Teresa Zheng | Texto |
El taller de confección de ropa donde trabajan las mujeres contratadas por Adelai Abulaiti. Magdalena Rojas
Quizá no muchos han escuchado hablar de Kuche, pero lo cierto es que el distrito ubicado en los confines de Xinjiang es un ejemplo de los logros que se pueden alcanzar al aunar esfuerzo, trabajo y visión.
Alumnos de la Escuela Primaria Yang Ming aprenden caligrafía en una de las clases extra curriculares. Magdalena Rojas
Compromiso de China con el mundo
En el extremo noroccidental de la región autónoma uigur de Xinjiang se ubica la prefectura de Aksu, donde las imponentes montañas Tianshan se alzan junto a la cuenca del Tarim y parte del desierto de Taklamakan. Estos agrestes y remotos parajes son el hogar de 2,5 millones de personas. Aquí, a la vez, se encuentra el distrito de Kuche, que en los últimos años ha sido un ejemplo dentro de la estrategia nacional en la lucha contra la pobreza.
Hace cinco años, el presidente chino, Xi Jinping, asumió el compromiso de erradicar la pobreza absoluta para 2020. Pese a las vicisitudes como resultado de la crisis sanitaria y económica desatada por el COVID-19, el Gobierno se ha mantenido fiel a su promesa, tras el anuncio de que los últimos 832 distritos –de un total de 3000 que fueron calificados como pobres en 2012– habían logrado superar el umbral de la pobreza. El 22 de noviembre pasado, en el marco de la segunda sesión de la XV Cumbre del G20, el mandatario chino enfatizó este compromiso y su anhelo de continuar trabajando por el bienestar de la gente. “En estos últimos cuarenta años desde la aplicación de la política de Reforma y Apertura, más de 700 millones de personas en China han sido libradas de la pobreza, contribuyendo en más del 70 % a la reducción de la pobreza mundial”, señaló. A esto se suma la voluntad que tiene China con el resto de la comunidad internacional. “Estamos dispuestos a trabajar con otros países para construir un mundo mejor, libre de pobreza y en base al desarrollo común”.
Son muchas las estrategias que ha emprendido China para alcanzar estos objetivos, como el hermanamiento entre provincias y ciudades del este del país con aquellas del oeste, la innovación tecnológica, el desarrollo de la industria y la agricultura local, el reasentamiento de comunidades ubicadas en zonas inhóspitas, entre otras. En esa línea, los esfuerzos emprendidos por Kuche son una muestra clara de ese compromiso inalienable por parte de las autoridades de los gobiernos central y locales, así como de la sociedad civil, que con un gran esfuerzo y trabajo ha logrado salir adelante.
Ahmed Geli (segundo a la izq.) está con su madre adoptiva Wang Fuqiang (segunda a la der.). Dou Yi
Emprendimientos como fuente de sustento
Al fondo de una pequeña calle se encuentra el negocio de Adelai Abulaiti, quien con una sonrisa cándida, nos da la bienvenida. La joven mujer de origen uigur nos explica en detalle cómo nació la empresa y el taller que actualmente dirige.
Cuenta que, contrariando los deseos de sus padres, quienes querían que siguiera una carrera tradicional, Abulaiti decidió matricularse en el Instituto de Tecnología de la Moda de Beijing, donde aprendió a confeccionar prendas de vestir. En 2018 abrió un taller en su ciudad natal, con el fin de contribuir a la economía local. En la actualidad, Adelai Abulaiti emplea a 40 mujeres, quienes confeccionan un total de 2000 a 3000 piezas cada mes, desde sombreros, estuches y otros accesorios, hasta vestidos y objetos decorativos. Durante el verano, que es la época en que se celebran la mayoría de los matrimonios y otras fiestas, el taller puede recibir hasta 5000 piezas en encargos.
Adelai Abulaiti cuenta que sin la ayuda del Gobierno seguramente no habría corrido tal suerte. La autoridad local le facilitó el espacio donde armó su taller y las máquinas de coser de forma gratuita. Además, en junio de 2020 recibió un préstamo por 100.000 yuanes libre de interés, que le ayudó a sortear los obstáculos ocasionados por la pandemia, y un curso de entrenamiento de una semana de duración. “Xinjiang ha prestado gran atención al desarrollo de jóvenes empresarios como yo”, menciona. Pero sus planes no se detienen ahí. Abulaiti espera expandir su negocio aún más y contratar a otras 100 personas a partir de este 2021.
Al costado derecho de esta misma calle hay otro taller, también dirigido por una persona de origen uigur, donde se fabrican objetos de cobre y bronce a mano. Algunos de ellos, que luego de ser fundidos son tallados con intrincados diseños, pueden demorar largas horas e incluso días en ser acabados. El oficio, que ha sido transmitido de generación en generación por varios siglos, es característico de Kuche y, además, considerado un patrimonio cultural intangible de la zona.
Educación de calidad
En la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible adoptada por la Asamblea General de la ONU en septiembre de 2015, la educación fue definida como uno de los principales focos de atención en la erradicación de la pobreza. Hay evidencia empírica que demuestra que la alfabetización, una mejor educación y más años de escolarización pueden acarrear significativos beneficios monetarios en la vida de las personas y, por consiguiente, también en el acceso a una mejor salud, vivienda y otros bienes materiales. Kuche no ha querido quedarse atrás en este aspecto, por lo que también ha destinado una gran cantidad de recursos para formar a niños y jóvenes, que, según el popular refrán, “serán los líderes del mañana”.
La Escuela Primaria Yangming de la ciudad de Kuche es un ejemplo de excelencia académica y también de la cooperación entre ciudades. En total son 800 los alumnos repartidos en 24 cursos los que asisten a esta escuela, equipada con cómodas salas y tecnologías de punta de cara a la nueva era digital. Wang Huajun, director de la escuela, nos hace un recorrido por las instalaciones del recinto, que fue establecido en honor al antiguo filósofo y erudito chino Wang Yangming (1472-1529), al cual debe su nombre. Wang explica que la escuela fue erigida gracias a los fondos otorgados por la ciudad de Ningbo, en la provincia de Zhejiang, que está hermanada con Kuche, que además han sido complementados gracias al aporte solidario de organizaciones sin fines de lucro y el propio gobierno local.
En el marco de esta iniciativa, se llevan a cabo numerosos intercambios académicos entre alumnos de Kuche y Ningbo, a fin de facilitar el entendimiento y la comprensión de distintas realidades. Asimismo, hay 12 profesoras de Ningbo que trabajan en la Escuela Primaria Yangming. Hace no mucho se construyó un espacio especial dentro de la escuela por un valor de 500.000 yuanes dedicado a la vida de Wang Yangming. Asimismo, debido a la importancia que tenía la educación para este ilustrado personaje, los alumnos tienen la posibilidad de tomar uno de los cuatro cursos extracurriculares que se ofrecen: ajedrez, caligrafía, pintura o clases de guzheng (un instrumento de cuerda tradicional chino).
Cohesión social e integración étnica
La aldea de Tuanjie fue fundada en 1959, cuando más de 100 trabajadores ferroviarios se establecieron en el lugar. Desde entonces, ha crecido considerablemente y se ha convertido en un ejemplo de cohesión social al estar habitada por personas de origen uigur, han, kazako, hui y zhuang. Sun Zhibao, secretario del comité del Partido Comunista de China (PCCh) de la aldea, ha sido testigo de ello. Cuando aún era niño, su familia adoptó a Ahmed Geli, quien había quedado huérfano cuando tenía apenas tres años. Sun se refiere a Ahmed como su “hermano uigur”, puesto que se convirtió en un miembro más de la familia. Sentados en el salón de la casa de Wang Fuqiang, su madre adoptiva, Ahmed se muestra visiblemente emocionado al recordar episodios de su infancia y el amor incondicional que ha recibido por parte de su familia adoptiva.
En la actualidad, Ahmed Geli trabaja como chofer de camión, con lo que gana aproximadamente 4000 yuanes al mes, que le alcanzan para disfrutar de una vida cómoda con su esposa e hijo. Por su parte, Sun Zhibao se siente orgulloso del progreso que ha experimentado la aldea a lo largo del tiempo. El secretario cuenta que la aldea de 1847 habitantes –hermanada con Tengtou, perteneciente a la ciudad de Ningbo– está a cargo de nueve líderes y un comité para el alivio de la pobreza integrado por otras cinco personas. Hoy por hoy, el ingreso anual per cápita es de 16.000 yuanes al año, casi siete veces mayor al umbral de la pobreza extrema de 2300 yuanes per cápita al año, según el índice de precios de 2010.
“Nuestra meta es hacer de Tuanjie una aldea de demostración de integración”, manifiesta Sun. “En el curso de los últimos 60 años desde su establecimiento, diferentes grupos étnicos han convivido de forma armoniosa y se han apoyado mutuamente”.
Estos son apenas algunos ejemplos de los miles de otros que se han llevado a cabo como parte de la política del Gobierno de China para la erradicación de la pobreza. El camino que resta aún es largo, sobre todo para acortar la brecha entre las zonas urbanas y rurales, pero no cabe duda de que los logros conseguidos son una prueba fiel de un compromiso irrevocable en pos de la felicidad y el bienestar de la gente. Bajo su programa para 2035, el PCCh espera expandir considerablemente el grupo de ingresos medios, hoy formado por aproximadamente 400 millones de personas, y así seguir contribuyendo a la prosperidad del país y de la humanidad.