spanish.china.org.cn | 24. 09. 2020 | Editor:Teresa Zheng Texto

Mayor brecha de riqueza es una bomba de tiempo para el próximo gobierno de EE.UU.

Palabras clave: EE.UU., brecha de riqueza, COVID-19

Transeúntes usan máscaras en una calle en Flushing, Queens, ciudad de Nueva York.


La brecha entre ricos y pobres se está acercando a un punto de inflexión de malestar social en Estados Unidos y las recientes protestas contra el racismo y la violencia en algunas de sus ciudades podrían ser solo un reflejo de un mayor peligro.

En el segundo trimestre de este año, el patrimonio neto de los hogares estadounidenses creció casi un 7 % en una base trimestral a 119 billones de dólares, gracias a factores como el repunte del mercado de valores, según datos de la Reserva Federal el lunes. Pero la aparente subida no necesariamente representa una recuperación económica en general, ya que gran parte de las ganancias fueron para las familias más ricas, mientras que millones de pobres vieron ingresos reducidos o incluso la pérdida de su empleo. Según el grupo de investigación Opportunity Insights, la tercera parte de los trabajos con los salarios más bajos sigue siendo un 16 % menor que antes de la pandemia.

La sociedad estadounidense se ha caracterizado durante mucho tiempo por una severa desigualdad económica, donde el 10 % de los que más tienen posee más de dos tercios de la riqueza de la nación. En lugar de recortar la brecha, la pandemia la ha ampliado al privar a los pobres de trabajos mal remunerados. Mientras la debacle económica por la COVID-19 se acerca a su sexto mes, la amenaza del hambre se cierne por primera vez sobre muchos estadounidenses. Según datos de Feeding America, la organización de alivio de la hambruna más grande del país, 17 millones de personas más podrían enfrentar este problema debido al coronavirus, lo que eleva el total a 54 millones. Es difícil imaginar que la falta de alimentos devenga un tema de cuidado para la economía más grande del mundo, con una producción más que suficiente para todos.

Lo que es aún peor, la desigualdad económica ha provocado el recrudecimiento de los conflictos sociales y la agitación en medio de un estancamiento económico cada vez más palpable. Hasta cierto punto, las violentas protestas contra el racismo de este año subrayan la ira desatada por los pobres frente a la diferencia de recursos.

Desde que el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, llegó al poder hace 4 años, aunque algunos indicadores económicos parecían haber pintado un buen panorama antes de la pandemia, la desigualdad en el país no recibió la merecida atención del Gobierno. Ahora la pandemia ha agravado el tema, que puede convertirse en una fuente importante de malestar social para la próxima administración. Si el Gobierno continúa subestimando su gravedad, esta diferencia económica alcanzará un punto de inflexión en el que todo el sistema económico se verá afectado por la agitación social.

En términos generales, además de ofrecer subsidios en efectivo, las autoridades deben crear suficientes puestos de trabajo para compensar los perdidos y reducir la brecha de riqueza.

Sin embargo, dada la falta de control vírico, es poco probable que la economía proporcione suficientes empleos en el corto plazo. En este sentido, la próxima administración encarará el enorme desafío de evitar que la sociedad caiga en una conmoción general por la difícil situación económica de decenas de millones de personas.


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