spanish.china.org.cn | 21. 09. 2020 | Editor:Teresa Zheng Texto

200.000 muertes por COVID-19 no influyen en el enfoque de Trump

Palabras clave: EE. UU., COVID-19, Trump

Si el número de muertos por COVID-19 en Estados Unidos se mantiene entre 100.000 y 200.000, entonces "en conjunto hemos realizado un muy buen trabajo", dijo el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, en marzo.

Este fue el truco de Trump: dio un número aparentemente imposible para tratar de cubrir sus fracasos en la lucha contra el COVID-19. Pero inesperadamente, ese gran número se superó después de solo seis meses. Según datos de la Universidad John Hopkins, el número de muertos por COVID-19 en los EE. UU. ha llegado a 199.265 al momento de esta publicación.

Sorprendentemente, bajo circunstancias tan sombrías, Trump todavía defendió el martes su afirmación de que el nuevo coronavirus "desaparecería" con o sin una vacuna. El miércoles, Trump incluso dijo que el número de muertos por COVID-19 en Estados Unidos sería menor "si se eliminan los estados azules".

Pero no son los estados rojos o los estados azules los que están sufriendo, son los Estados Unidos de América. La última cifra de muertos es una gran bofetada a las proclamas de Trump. Estados Unidos ya ha caído en un desastre humanitario. Al eludir sus responsabilidades mutuas, los políticos estadounidenses no pueden escapar de la culpa del pueblo estadounidense y del mundo entero.

Después de todo, estas víctimas no pueden votar y, por lo tanto, a la administración Trump no le importará. ¿Cuántos estadounidenses más tendrán que morir en el futuro a causa del virus? Nadie puede predecirlo.

Unos 200.000 estadounidenses han muerto, pero Trump aún se está separando del Partido Demócrata, tratando de ganar votos para su reelección en noviembre. La política estadounidense se ha polarizado. Frente a un desafío común para toda la humanidad, la administración Trump no puede asumir la responsabilidad de un partido gobernante, ni puede llevar a todo el país hacia la unidad. Todo lo que tiene Estados Unidos es difamación, división interna y una actitud anticientífica de arriba a abajo. Es una gran vergüenza para Estados Unidos.

Cuando el número de muertos por el COVID-19 llegó a 100.000 en los EE. UU. en mayo, The New York Times publicó obituarios de una línea en su portada para 1.000 víctimas para marcar el sombrío hito. Sin embargo, esto no ha logrado tocar los nervios de la administración Trump. A medida que se acercan las elecciones presidenciales, los políticos estadounidenses todavía están creando divisiones, tratando de perturbar la mente de los estadounidenses y cegarlos. Los votos, en lugar de salvar vidas, se han convertido en la principal prioridad de Washington. Ya sea humanitarismo o derechos humanos, lo han reducido todo a consignas hipócritas. ¿Es así de grandioso Estados Unidos?

El fracaso de Washington en la lucha contra el COVID-19 ha convertido a los sistemas democráticos occidentales en una gran vergüenza en todo el mundo. Y al retirarse de la Organización Mundial de la Salud mientras que el coronavirus todavía está en auge, Estados Unidos se ha convertido en un cáncer, afectando la cooperación internacional en la lucha contra el COVID-19. El espectáculo político al estilo circense de Estados Unidos solo conducirá a la propagación continua del virus, y 200.000 muertes no serán el final. El pueblo estadounidense, especialmente los pobres y otros grupos desfavorecidos, se convertirán en víctimas en vano.


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