spanish.china.org.cn | 08. 07. 2020 | Editor:Teresa Zheng Texto

Los 'Sherlock Holmes' de la COVID-19 en Beijing

Palabras clave: COVID-19, epidemiológica, Beijing

Li Ruoxi (izquierda) y su colega rastrean el virus en una sala de aislamiento de un hospital en Beijing el 25 de junio de 2020.


Fuera de la sala de aislamiento del hospital designado para COVID-19, Li Ruoxi, apenas terminando de ponerse el traje protector, luce empapado de sudor debido al intenso verano en la capital.

Li, de 33 años, ha sido investigador epidemiológico para el centro de control y prevención de enfermedades del distrito de Fengtai durante 7 años.

Cuando ocurre una epidemia, siguen el historial de los casos confirmados en el menor tiempo posible, analizan la ruta de infección y la cadena de transmisión y toman medidas oportunas para contener al virus.

"Somos los 'Sherlock Holmes' del virus", señala.

Desde el 11 de junio, Beijing ha reportado más de 300 casos de transmisión local, la mayoría en Fengtai. Este rebrote ha supuesto una mayor presión para Li y sus colegas.

Después de terminar su turno a la 1 de la tarde, Li recibió el mensaje de una agencia de pruebas que indica el resultado positivo en un niño de 3 años, trasladado al hospital para cumplir cuarentena.

Luego de revisar la información preliminar a través de una llamada telefónica, Li empaca su equipo de protección y suministros de esterilización, y se dirige al centro de salud.

Yang Xiaoxing, jefe del grupo de investigación epidemiológica de los CDC de Fengtai, afirmó que el equipo consta de 70 miembros divididos en pequeños subgrupos de 3.

Al ingresar a la sala de aislamiento, Li le hizo a la madre del niño una serie de preguntas sobre sus actividades recientes y sus contactos durante los 14 días anteriores a la prueba de detección.

Verificó con ella los registros de sus aplicaciones de mensajería, redes sociales, pagos móviles y otros detalles para ayudarla a recordar su paradero durante ese periodo.

"Nuestras consultas cubren pormenores como medios de transporte, hasta el tipo de máscaras que utilizaban cuando estaban con otros", contó Li.

Durante las indagaciones de una hora, Li y su colega realizaron más de 50 preguntas y llegaron a la conclusión preliminar de que el niño comió con un pariente que había resultado contagiado previamente.

A partir de entonces, Li debe rastrear a los contactos cercanos, recordar a sus comunidades que tomen medidas preventivas y completar el informe del caso.

"Además de las interrogantes y de los reportes, también brindamos asistencia humanitaria", sostuvo Yang. "Algunos pacientes nos piden ayuda cuando están en problemas. Reportamos sus casos de manera oportuna y los ayudamos a resolverlos".

Una pareja infectada tenía a un niño de 1 año que quedó desatendido. Luego de tomar conocimiento, Yang hizo todo lo posible para asistirlos, finalmente la criatura también resultó infectada.

"Son buenas y malas noticias. Al menos el bebé no estará separado de su madre", exclamó Yang.

Dado que la muestra de ácido nucleico se recoge durante el día, los resultados generalmente llegan por la noche. Pero no importa cuán tarde sea, tan pronto como se tenga un caso positivo, los investigadores deben cumplir con su labor.

En su oficina, lucen amontonadas cajas de fideos instantáneos y botellas de agua mineral, más una cama plegable. Algunos al terminar su trabajo nocturno se tienden sobre ella, a veces sin probar bocado.

"Por lo general, trabajamos más de 20 horas al día", dijo Yang.

Gracias a su ardua labor, la fuente de la epidemia en Beijing pudo identificarse en un período muy corto de tiempo y se adoptaron medidas de respuesta inmediata para prevenir su avance.

Li indicó que esta ha sido su etapa más activa y estresante desde que asumió el puesto, "pero solo si rastreamos el paradero del virus a tiempo, podemos hacer que más personas estén seguras".


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