| spanish.china.org.cn | 24. 06. 2020 | Editor:Teresa Zheng |
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(Captura de pantalla del medio de comunicación estadounidense 11Alive)
Al menos cuatro enfermeras de cuidados intensivos en Athens, Georgia, presentaron una demanda contra su hospital por falsificar resultados de la prueba de COVID-19, en un intento por ocultar el brote en la instalación, informaron medios estadounidenses.
Según la acción, el Landmark Hospital "emprendió un esquema de obtención intencional de resultados negativos falsos de pacientes que previamente habían dado positivo por COVID-19".
Las enfermeras señalaron que el centro instruyó al personal para usar un método incorrecto de análisis. Les solicitó que tomaran muestras del interior de la garganta de un paciente, pero las enviaron a un laboratorio administrado por el hospital Piedmont, que solo trata con hisopos nasales, a sabiendas que el resultado sería negativo, según 11Alive.
"Landmark fabricó resultados negativos para poder seguir dando de alta a los enfermos, hacer espacio para nuevas admisiones y evitar la publicidad y la supervisión crítica de revelar los contagios”, indicó el documento.
Una enfermera declaró a 11Alive que cuando administró correctamente una prueba positiva, fue despedida por no tener una orden médica para ella.
Hasta el 18 de junio, había 363 casos positivos de COVID-19 con 15 muertes y 54 hospitalizaciones en el condado donde se encuentra el hospital. El centro dijo que no tenía cuadros positivos, pero al menos una enfermera dijo a 11Alive que eso no era cierto.
El día que se presentó la demanda el 17 de junio, Landmark tenía 35 pacientes en residencia, incluidos 4 de los 5 que dieron positivo la semana anterior. Las enfermeras no sabían cuáles de sus pacientes estaban infectados y cuáles no, alegó la acción.
A medida que el virus continúa arrasando en Estados Unidos, tales omisiones sin duda crean un riesgo de salud pública, lo que provocó una dura reacción de la población. Mientras tanto, Landmark no es el único hospital que intenta manipular sus números. El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, también ha causado indignación por pedirle a su administración que reduzca el ritmo de pruebas de detección.
"Cuando haces pruebas hasta ese punto, vas a encontrar a más personas, vas a encontrar casos", señaló durante su primer mitin proselitista en meses en Tulsa, Oklahoma, el 20 de junio. "Así que dije a mi gente, 'reduzcan la velocidad de las pruebas, por favor'".
No es la primera vez que el mandatario realiza tales comentarios. El 14 de mayo, en Allentown, Pensilvania, Trump trató de minimizar la gravedad del brote en Estados Unidos argumentando que el país no habría tenido tantos casos si no hubiera sido por el hecho de que se están haciendo tantas pruebas.
“Cuando detectas, tienes un caso. Cuando pruebas, encuentras que algo está mal con las personas. Si no hiciéramos ninguna, tendríamos muy pocos", apuntó.

(Captura de pantalla del sitio web del The New York Times)
Además de restar importancia a los problemas internos, la administración Trump exporta casos a otros países. Según un editorial del The New York Times el 18 de junio, el país ahora extiende intencionalmente la pandemia fuera de sus fronteras al continuar deportando a miles de inmigrantes, muchos infectados, a países pobres, mal equipados para hacer frente a la enfermedad.
Hasta el 23 de junio, el número de muertes por COVID-19 en el país norteamericano superaba las 120 000, según datos de la Universidad Johns Hopkins. Los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades anunciaron el 18 de junio que se espera que la cifra llegue a 145 000 para el 11 de julio, lo que significa que hasta 25 000 estadounidenses podrían dejar de existir en las próximas semanas.
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