spanish.china.org.cn | 25. 05. 2020 | Editor:Teresa Zheng Texto

El golpe a las empresas chinas repercutirá en el rol de EE. UU. como centro financiero global

Palabras clave: EE. UU., empresas chinas

Algunos políticos y medios en Estados Unidos han dirigido su arsenal contra las empresas chinas que cotizan en mercados de capitales estadounidenses, a fin de promover el "desacoplamiento" de los sectores financieros de ambos países. Sin embargo, obligarlas a salir del sector bursátil será una medida perjudicial para todos, dado que repercutirá en el rol de Estados Unidos como centro financiero global.

Recientemente, el Senado Aprobó una Ley de Responsabilidad de las Empresas Extranjeras, señalando que si la Junta de Supervisión Contable de las Empresas Públicas no puede inspeccionar a la firma de contadores públicos de un emisor de valores durante 3 años consecutivos, estos no se podrán comerciar.

Dado queEstados Unidos hatratado de culpar a China para encubrir su fracaso en la prevención de la pandemia, surge la preocupación de si esta ley extenderá la guerra comercial al sector financiero y si las inversiones chinas se retirarán en masa del mercado de capitales estadounidense.

China ha sido la economía de más rápido crecimiento en las últimas 3 décadas. Las compañías que se han desarrollado de manera integral en el país aportan un potencial prometedor que los inversores globales no han podido resistir. La ventaja de las bolsas estadounidense era su flexibilidad normativa y de principios reguladores para atraer justamentesus OPI.

La diversidad de inversores institucionales, sus ansias de riesgo y los antecedentes del mercado de capitales estadounidense han atraído el financiamiento de OPI de todo el mundo, especialmente de China, que también incentiva el avance de su economía y el progreso de la globalización.

Además, la formación gradual de un gran sector de "valores chinos" en los índices estadounidenses también ha mejorado el liderazgo de Nueva York en el campo financiero mundial, dejando a Europa, Japón y Singapur a la zaga.

De hecho, China y Estados Unidos han cerrado una serie de acuerdos en temas enfocados en estándares de contabilidad y divulgación de información.

En el caso del presunto fraude de LuckinCoffee, la Comisión Reguladora de Valores de China apuntó que siempre ha adoptado una actitud positiva hacia la cooperación reguladora transfronteriza y apoya a los organismos internacionales en la investigación de compañías que cotizan en su jurisdicción. Sin embargo, hay una intención política obvia detrás del retroceso de Washington en el cumplimiento de convenios anteriores y la imposición de nuevas reglas de juego.

En un intento por ganar la reelección este año, la administración Trump está obligada a continuar con el lema "AmericaFirst" e incluso tratar de retener a suspartidarios a través de retóricas que desafían los intereses de Wall Street. No obstante, expulsar las acciones chinas es una estrategia de pérdidas para todos que dañará el rol de Estados Unidos como centro financiero global. La inclusión de firmas chinas en las bolsas estadounidenses en realidad va en línea con los intereses del país norteamericano.

Estas han sido bien recibidas en los mercados mundiales debido a su tamaño y gran potencial de sus OPI.

Ahora es el momento correcto para que China y Estados Unidos profundicen la cooperación bursátil e impulsen de manera constante y racional la supervisión conjunta. Algunas compañías chinas cotizan en Estados Unidos gracias a la flexibilidad del sistema financiero. El marco regulatorio está en línea con el interés de ambas partes, lo cual no equivale al fraude. Empresas como Luckin son ejemplos típicos para que China y Estados Unidos tomen medidas enérgicas con esfuerzos conjuntos.

La nueva normativa de Nasdaq como la ley son en realidad aplicables a todas las firmas públicas extranjeras que cotizan en Estados Unidos. La agitación mal intencionada de ciertos políticos al referirse a ella como restricciones específicas para el círculo chino trata de promover el "desacoplamiento" financiero. Las empresas chinas no necesitan estar metidas en este lío, pero deben prepararse de antemano y seguir mejorando su imagen en los mercados de capitales.


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