spanish.china.org.cn | 13. 05. 2020 | Editor:Eva Yu Texto

Las nuevas directrices de Johnson sobre el coronavirus sumen a los británicos en la confusión

Palabras clave: nuevas directrices de Johnson sobre el coronavirus


Hay bocetos excepcionales, como los de Miguel Ángel para la Pietá o la Capilla Sixtina, o los de rascacielos como el Empire State o el Shard de Londres. Y hay bocetos que constituyen un auténtico desastre, como el presentado ayer por Boris Johnson para empezar el desconfinamiento de los ingleses y que el país empieza a retomar una actividad económica que lleva en hibernación, como un oso, desde mediados del mes de marzo.

El primer ministro lo tenía difícil, porque las encuestas sitúan a los habitantes de este país como los que más miedo tienen al virus de toda la Unión Europea (más de un 70% dice que prefiere seguir encerrado en casa), mientras el mundo empresarial y su propio gabinete presionan con enorme fuerza, en la línea Trump, para dar prioridad a las finanzas, y con la salud ya se verá. Pero lo cierto es que no ha encontrado el equilibrio que buscaba, y su plan de desescalada –si es que se le puede llamar así– ha sido un espectacular desastre de relaciones públicas. Un tiro en el pie.





Los habitantes del Reino Unido son los que más miedo tienen al coronavirus de toda la Unión Europea

Los ingleses (no los británicos, porque escoceses, galeses y norirlandeses se han desmarcado y preferido ir a su propio ritmo) han quedado sumidos en un mar de dudas, sin saber muy bien lo que pueden hacer y lo que no, y menos aún la base médica o científica para que sea así. El primer fracaso es el cambio de eslogan, de “Quedaos en casa para salvar vidas” (meridianamente claro) a “Permaneced alerta para salvar vidas”. ¿Cómo puede estar uno alerta frente a un virus invisible que no se sabe cómo opera?, se pregunta la gente, confundida, en las redes sociales. ¿Quiere Johnson decir que hay que volver a trabajar, o que no? ¿Que uno puede reunirse con amigos y familiares, o que no?

Ni una cosa ni la otra, sino todo lo contrario, es el resumen del documento de cincuenta páginas difundido ayer por Downing Street, y que ha sido ridiculizado por la oposición y rechazado por los líderes de los gobiernos autonómicos de Edimburgo, Cardiff y Belfast. Los puntos principales son que a partir del miércoles se abrirán los centros de jardinería, se podrán celebrar encuentros a dos metros de distancia con una sola persona de otro hogar diferente, estará permitido desplazarse a cualquier punto de Inglaterra para disfrutar de la naturaleza, y se urge a cubrirse la cara en el transporte público y espacios cerrados reducidos, pero no con una mascarilla (que es mejor dejarlas para el personal sanitario) sino con un pañuelo, bufanda o similar. Por lo demás, lo mismo que ya había adelantado Johnson en un discurso el domingo por la noche: el objetivo de que en junio vuelvan parcialmente al colegio los niños de primaria y abran algunos comercios, y que en Julio empiece a reactivarse el sector de la hostelería (pubs, restaurantes, teatros...) bajo condiciones que aún se han de elaborar. A los trabajadores de la construcción, las manufacturas, la logística, la alimentación, la distribución y la investigación científica se les anima a ir a la fábrica, la oficina o el laboratorio. Y todo ello condicionado a la evolución de la enfermedad y a que no haya rebrotes. “Caos”, tituló ayer el Daily Mirror. “Esto nos suena a chino”, dijo en su portada el gratuito Metro. La ciudadanía está de acuerdo, ya que una encuesta de YouGov para el canal de televisión ITV señala que un 91% de la gente dice que entendía el anterior mensaje de “Quedaos en casa”, pero menos de un 33% comprende el nuevo de “Permaneced alerta”, que además aparece en un logotipo sobre un fondo verde en vez de rojo, como indicando la reapertura. El mensaje del Gobierno es una auténtica empanada mental. Y el boceto de Johnson, una chapuza.


Fuente: La Vanguardia


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