spanish.china.org.cn | 19. 02. 2020 | Editor:Eva Yu Texto

Un récord de 16 días

Palabras clave: COVID-19, China


25 de enero. Raz Gal Or (der.) y Brian O´Shea (izq.) alientan a China en un vídeo que registra la recolección de suministros médicos en Tel Aviv, Israel.


El 25 de enero, los dos amigos se dirigieron a varias farmacias en Tel Aviv para comprar mascarillas faciales, pero solo había unas cuantas miles en stock, lo cual se alejaba de su meta. Fue así como buscaron ayuda a través del padre de Gal Or.

Amir Gal Or, padre de Raz Gal Or, es un connotado empresario y presidente de la Cámara de Comercio de Israel en China. En 2017, Amir fue galardonado con el Premio de la Amistad, la distinción más alta que el Gobierno chino hace a los extranjeros en reconocimiento a la extraordinaria contribución en pos del desarrollo del país.

“China ha ayudado al pueblo israelí muchísimas veces en la historia, sobre todo durante la Segunda Guerra Mundial. China siempre vela por la ayuda recíproca”, señaló Amir Gal Or. “Es natural, por tanto, que hagamos lo que sea para ayudar. No hay duda al respecto, y si es necesario, lo volveremos a hacer una y otra vez”.

El empresario invitó a su hijo a dar un discurso ante la Cámara en Tel Aviv, donde asistieron numerosos funcionarios de diversas instituciones médicas que aplaudieron la iniciativa altruista del joven Gal Or.

“Asistiremos con todo lo que podamos, desde mascarillas faciales hasta equipos médicos”, señaló el profesor Roni Gamzo, director general del Hospital Médico de Tel Aviv.

“Recordamos cómo China ha ayudado a Israel en tiempos de crisis, por lo que ahora realmente queremos estar presentes para apoyar a China”, agregó Tslil Klainman, miembro de la Cámara.

El Centro Médico Sheba, uno de los 10 mejores en Israel, también donó 30 mil mascarillas, además de facilitar el contacto con un proveedor para que se pudieran adquirir más.

El dúo después manejó hasta llegar a las dependencias de Kodan Medicam, un proveedor médico en Jerusalén que sirve sólo a los grandes hospitales y a las Fuerzas Armadas, que hizo una donación de 50 mil guantes médicos.


Cooperación entre generaciones jóvenes

En 24 horas, los dos jóvenes habían logrado reunir 100 mil mascarillas quirúrgicas, 50 mil guantes médicos, y 7 mil trajes protectores.

“En un mundo crecientemente interconectado y globalizado, deberíamos preocuparnos no solo de lo que pasa en nuestra cercanía, sino también de lo que está pasando en lugares más alejados”, enfatizó Raz Gal Or.

Sin embargo, conforme fueron apareciendo nuevos desafíos, la sensación de logro rápidamente se disipó. ¿Cómo sería posible enviar 229 cajas que pesaban más de una tonelada a China?

De acuerdo a una nueva política anunciada por el Gobierno Chino, las donaciones extranjeras podían ser enviadas directamente a los hospitales destinatarios. De esta forma, ambos jóvenes comenzaron a hacer una exhaustiva investigación en línea para determinar cuál era el hospital que más podía necesitar del material médico. Finalmente, escogieron un hospital ubicado en Huanggang, una ciudad al este de la provincia de Hubei.

El equipo luego se puso en contacto con Cainiao, una plataforma de rastreo de envíos globales, perteneciente al Grupo Alibaba, para que se encargara de la logística. Pero el progreso que habían hecho hasta entonces nuevamente se vio mermado. Cuando la Organización Mundial de la Salud declaró la epidemia una crisis sanitaria mundial el 30 de enero, muchos países y aerolíneas comenzaron a suspender o cancelar sus vuelos a China drásticamente.

Finalmente, Cainiao pudo localizar una compañía naviera israelí dispuesta a efectuar el envío de manera gratuita. De esta forma, con las cajas listas y toda la documentación necesaria correspondiente, la partida emprendió rumbo desde Tel Aviv el 1 de febrero. Después de cuatro días y tras una parada en Moscú, el buque llegó a la ciudad de Guangzhou en el sur de China, y el hospital recibió los ansiados suministros 5 días más tarde, el 9 de febrero.

“En un momento sentimos que todo estaba jugando en nuestra contra, pero afortunadamente logramos llevar esto a cabo”, señaló Gal Or aliviado. “No se rindan, estamos con ustedes”, añadió.



Un singular recuerdo

Aunque lo que en un principio había sido pensado como un viaje de placer se haya convertido en otra cosa, los dos amigos tomaron fotografías que han quedado grabadas en su memoria. Además, subieron algunos vídeos a diversas redes sociales y otras plataformas, que han suscitado un amplio interés y acogida en Internet.

La editorial New Star Press buscaba una historia personal en medio de la epidemia capaz de llegar al corazón de los lectores. A Ding Ning, una alta representante de la casa editorial, le atraían las historias sobre la cooperación en pos de un objetivo común, donde las diferencias de raza o cualquier otra índole no importaran. En ese sentido, la iniciativa de Gal Or era prueba de que cada individuo puede contribuir en la medida que se lo proponga.

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