spanish.china.org.cn | 04. 04. 2019 | Editor:Elena Yang | [A A A] |
Por Guido Cappelli*
El presidente chino Xi Jinping llegó a Roma el 21 de marzo para una visita oficial. Previamente, el mandatario publicó un artículo en el medio italiano Corriere Della Sera titulado “Relato del intercambio entre Oriente y Occidente: Un nuevo capítulo de la amistad entre China e Italia”, en el que afirmó que ambos países “son representantes insignes de las civilizaciones oriental y occidental que han dejado huella en la historia de la humanidad”. China.org.cn invitó a Guido Cappelli, profesor asociado del departamento de Literatura Italiana de la Università degli Studi di Napoli “L’Orientale”, a escribir un texto sobre los vínculos chino-italianos en el tiempo y el valor de la iniciativa de “la Franja y la Ruta”.
Según cuenta la historia, el italiano Marco Polo llegó a China y su legendaria experiencia quedó registrada en el libro titulado “Los viajes de Marco Polo”. Tras siglos de difusión, esta obra inmortal se ha convertido en una de las fuentes más importantes de Europa para conocer a China.
Para los europeos, en especial los italianos, el país era una maraña de imágenes en múltiples niveles y dimensiones: en tiempos modernos, son ellos los que han tenido el privilegio de ser los primeros occidentales en comprender la antigua civilización china. Todo se inició con el misionero Matteo Ricci, del siglo XVI al XVII, quien dejó este mundo precisamente en el país con un entierro solemne concedido por el entonces emperador Wanli, y cuya tumba yace aún en Beijing. Hoy vemos que China es sinónimo de alta tecnología y modernidad: desde los Juegos Olímpicos de Beijing 2008 hasta el reciente alunizaje del Chang E 4 en la cara posterior de la luna, estos importantes eventos han renovado y enriquecido la impresión de los italianos sobre esta nación ancestral.
Como uno de los protagonistas de la escena mundial, China ha brindado sin duda oportunidades de desarrollo a otros países, y creo que es ahí justamente donde recae el valor de la iniciativa de “la Franja y la Ruta”. La antigua “Ruta de la Seda” conectaba a China con el Imperio Romano, y el fruto de ese enlace beneficiaba a todos. En esa línea, los intercambios entre Oriente y Occidente no se limitaban a la seda y a otros bienes, sino también abarcaba conocimientos, inventos, ideas y sentimientos.
En la actualidad, este esquema promueve nuevamente esta unión, reforzada por el peso de una larga historia de amistad. Sin embargo, para mí, un académico italiano, este nexo de beneficio mutuo y reciprocidad tiene un significado más cultural y emocional que político. A nivel económico, firmamos un memorándum, y en lo cultural y espiritual, alcanzamos un consenso más profundo donde renovamos los intercambios desde una perspectiva global.
La política de “la Franja y la Ruta” ha traído muchas oportunidades para Italia, especialmente en el campo económico, y la nación está dispuesta a avanzar aún más en la cooperación comercial con China. En el ámbito cultural, los chinos confieren gran atención a Da Vinci y Dante, y les fascina la moda y el arte modernos. Ya sea aprecio por el arte, lo estético o el compartir de ideas, China e Italia están llevando los intercambios culturales a un nivel más alto.
Algunos dicen que China ha abierto sus puertas a Italia, pero desde el punto de vista de Occidente, creo que lo más interesante es que esta última haya extendido sus brazos una vez más hacia una China grande, milenaria y pacífica.
*Profesor asociado del departamento de Literatura Italiana de la Universidad de Naples