Sala del Banco de Leche Materna del hospital Peking Union Medical College. La leche pasa por un proceso de esterilizado, envasado y almacenamiento.

Por nuestros pequeños

Durante la entrevista, Li nos enseñó una botella de agua mineral de medio litro y dijo: “¿Puedes imaginar que algunos bebés prematuros pesan menos que estas dos botellas?”. Para estas pequeñas y frágiles vidas, la leche materna no solo es un alimento, es un excelente remedio. En el hospital, la supervivencia de niños prematuros con pesos inferiores al kilo y kilo y medio es de 88,9% y 98% respectivamente. Cuando logran salir adelante, la tarea principal consiste en cómo nutrirlos para que crezcan sanos y la lactancia materna es un factor clave.

A diferencia de las fórmulas, la leche materna digiere más fácilmente y contiene ingredientes activos inmunológicos que ninguna leche en polvo puede reemplazar. Cuando el sistema digestivo de un bebé aún no está desarrollado para las fórmulas, el hospital puede optar por alimentarlo a través de transfusiones intravenosas, pero al no ser un proceso natural, puede generar algunas complicaciones, de modo que desde hace más de diez años, el hospital recibe leche materna las 24 horas del día, para que las madres puedan venir y dejar leche a sus bebés internados. Gracias a este esfuerzo, la tasa de lactancia de bebés prematuros es de 95,83% y el de uso de la leche materna exclusiva antes de darles de alta es de 45,75%. No obstante, en muchos casos, debido a complicaciones físicas, las madres de estos niños no producen leche de inmediato, por eso es necesario contar con un banco de este preciado líquido.

En los países desarrollados, este tipo de instalaciones existe desde hace más de un siglo. “Hemos realizado estudios. Los recién nacidos de menos de 1.500 gramos en el Peking Union Medical College Hospital reciben nutrición externa un promedio de 10 días en comparación con bebés europeos y norteamericanos, justamente porque no contábamos con un banco de leche”, enfatizó la especialista.