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spanish.china.org.cn | 11. 05. 2017 | Editor: Eva Yu | [A A A] |
Las ciudades modernas de Ubzekistán, un país lleno de historia, destellan bajo el luminoso sol como perlas esparcidas a lo largo de la Ruta de la Seda desde hace miles de años.
Superando el sol abrasador y las fuertes tormentas de arena, los comerciantes chinos comenzaron a llegar a la ciudad de Bukhara durante la dinastía Han (206 a.C-d.C 220). Algunos ahí se quedaron, mientras que otros continuaron a lo largo de la Ruta de la Seda explorando nuevos mercados.
Conocido como “La perla brillante de la Ruta de la Seda”, la quinta ciudad más grande de Uzbekistán tiene más de 2 mil 500 años de antigüedad. En aquellos años cuando la ruta comercial era un camino ajetreado, las hileras de caravanas viajaban a la ciudad procedentes de todo el planeta, deslumbradas por la leyenda de un oasis mágico oculto entre dos desiertos.
Según algunos registros, las primeras caravanas aparecieron en la Ruta de la Seda en el 138 a.C, cuando la antigua China abrió sus fronteras al comercio. Uno de los primeros chinos en cruzar de norte a sur hacia lo que posteriormente se le conocería como territorio uzbeko fue Zhang Qian, un enviado del emperador Wu (156-87 a.C). Zhang y sus compañeros escribieron acerca de tres prósperos reinos: Bukhara, Fergana y Samarkand. Los tres son hoy en día territorios de Uzbekistán.
Zhang no alcanzó a imaginar que las vinculaciones de China con Bukhara serían aún sólidas más de 2 mil años después.
En junio, el presidente Xi Jinping y su esposa, Peng Liyuan, hicieron un tour por la ciudad, acompañados de Shavkat Mirziyoyev, entonces primer ministro de Uzbekistán y hoy presidente.
Bukhara, un sitio reconocido por la UNESCO como Herencia Mundial, fue la primera parada de Xi en ese periplo. Durante su estancia, visitó el Fuerte Ark, en alguna ocasión residencia de gobernantes, pero ahora convertido en un museo cultural que alberga riquezas de la antigüedad, incluido un manuscrito antiguo de Quran, caligrafías, monedas antiguas y armamento.
Xi explicó que el tour ayudaría a China y a Uzbekistán a impulsar el espíritu de la antigua Ruta de la Seda, a impulsar la amistad entre los pueblos de dos naciones y a promover la iniciativa de la Franja y la Ruta.
Pese a la apariencia moderna de la ciudad, los comerciantes de Bukhara aún reciben a sus invitados en exactamente los mismos lugares en los que sus antecesores lo hicieron; bajo los antiguos domos para el comercio y en las calles de los alrededores. “Un huésped es como nuestro padre, como lo era en tiempos antiguos y como siempre lo será”, declaró Bukhara, residente de Doston Rajabov. “Recibimos a nuestros invitados como si lo hiciéramos con nuestro propio padre”.
Mubashira Bahshilova, un guía turístico local, declaró: “Puedes sentir aún la atmósfera de Bukhara, el color de los ladrillos revela que las antiguas torres y edificios no se han reconstruido desde la antigüedad.
Los colores que ahora ves son los mismos que en aquellos días cuando la antigua ciudad era un centro comercial importante en la Ruta de la Seda. Incluso hoy, bajo aquellos domos para el comercio, las personas todavía venden los mismos productos que se vendían hace cientos de años, al igual que artículos típicos hechos a mano.
Cultura y comercio
Bukhara ha sido por mucho tiempo no solo un centro para el comercio, sino que también lo ha sido para la educación, la cultura y la religión. Durante la época de oro del imperio Samanid (819-999), era un centro intelectual prestigioso para académicos del islam, el segundo más importante solo después de Baghdad.
Una de las muchas atracciones en el centro histórico de la ciudad, que encierra abundantes mezquitas y madrassas, es el mausoleo de Samani Ismail, un poderoso emir de Samanid. La estructura es una de las piezas mejor conocidas de la arquitectura de Asia Central, única por su estilo, que combina motivos zoroástricos e islámicos.
La fachada del mausoleo está cubierto por ladrillos finamente trabajados, con patrones circulares alusivos al sol, una característica común del arte zoroástrico, que por lo regular representa al dios Ahura Mazda como fuego o luz. Además, el edificio tiene forma de cubo, similar a la Kaaba, una estructura en la mezquita más sagrada del islam, la Mecca, con un techo en forma de domo.
Construido en el siglo IX, el mausoleo parece cambiar de color con el clima, hecho al que los expertos atribuyen al peculiar tallado de los ladrillos.
“El arquitecto que creó el mausoleo tenía 18 formas diferentes de colocar los ladrillos”, explicó Bahshilova. “Si prestan atención, verán que cada superficie tiene 10 ventanas. Cada uno tiene patrones decorativos, de tal forma que las ventanas de cada cara del edificio son todas diferentes”.
Xi, quien visitó el mausoleo durante su periplo, declaró que el tour de Bukhara le había dado una visión más profunda de las altamente enraizadas conexiones históricas entre China y Uzbekistán. Abdumalik Bektemirov, un economista uzbeko, declaró que la cooperación chino-uzbeka data de tiempos antiguos, cuando China era el inicio de la Ruta de la Seda, y cuando la zona que ahora ocupa Uzbekistán era una de los centros de comercio más importantes por los que pasaba la ruta.
“Hay más de 130 grupos étnicos en Uzbekistán, y la mayoría de ellos comerció con china hace miles de año”, declaró. “Bukhara desempeñó un papel importante en la Ruta de la Seda, creo que ambos países buscan ingentemente formas para mantener aquellos lazos antiguos ahora bajo la iniciativa de la Franja y la Ruta”.