El liderazgo chino es fundamental para el éxito de la iniciativa de la Franja y la Ruta (la franja económica de la Ruta de la Seda y la Ruta de la Seda Marítima del s.XXI). No será una tarea sencilla, toda vez que tendrá que hacer ingentes esfuerzos para ajustar una historia que ha mirado a su interior ininterrumpidamente durante miles de años.

Han pasado tres años y medio desde que el presidente de China, Xi Jinping, propusiera la histórica iniciativa de la Franja y la Ruta en Astaná, capital de Kazajistán. Ha pasado muy poco tiempo, pero se han desplegado trabajos en el camino correcto para promover el libre comercio y la inversión, orientados a beneficiar a las personas de diferentes países y regiones a lo largo de las dos antiguas rutas.

Con el mismo objetivo que la Franja y la Ruta, la Unión Económica Eurasiática (EAEU por sus siglas en inglés) se estableció en 2015 como una unión puramente económica, que hoy incluye a cinco países. La EAEU busca romper las barreras de los cinco estados miembro y profundizar en mayor medida la cooperación económica en un solo mercado integrado de 183 millones de personas.

Kirguistán, como uno de los cinco miembros de la EAEU y como vecino de China, le gustaría ser un país que funja como puente para el tránsito de la Franja y la Ruta por la EAEU, la Unión Europa y más allá.

Para mi, la iniciativa de la Franja y la Ruta no es solo un tema orientado a la infraestructura. Es en realidad un marco integral con el que se despliega el “poder blando” para facilitar la comunicación entre los países y regiones y sus pueblos en materia económica, cultural, científica y artística.

Al igual que como proyectan los dirigentes de China y Rusia, quienes son pioneros de la iniciativa de la Franja y la Ruta y de la EAEU respectivamente, las dos iniciativas deben desarrollar un conocimiento concreto para integrar peculiaridades geográficas naturales y ventajas complementarias.

Debemos organizar encuentros más frecuentes para profundizar en cómo armonizar los lazos bilaterales que ya existen entre China y los miembros de la EAEU.

En mayo, Beijing celebrará un foro de alto nivel sobre la Franja y la Ruta para la Cooperación Internacional, y los participantes y los líderes de China deberán delinear proyectos más prácticos, ejecutivos y concretos, y desarrollar discusiones más profundas en proyectos con un análisis integral de dónde, cómo y cuándo se materializarán las cosas.

El cometido del liderazgo chino para el éxito de esta iniciativa es persuasiva y aguarda resultados. Las cosas avanzarán rumbo a la dirección correcta con recursos financieros, conocimiento y humanos.

De cara una arena internacional más amplia, China necesita aprender cómo hacer las cosas rápidamente dada su larga y rica, pero también ensimismada historia. Es un momento cumbre para que China acepte el liderazgo para sumar esfuerzos y convocar.

La iniciativa como vínculo terrestre entre China, Eurasia y Europa no es solo un tema orientado a la infraestructura, sino que también engloba un “poder blando” para impulsar el entendimiento de pueblos y países diferentes a lo largo de dos antiguas rutas comerciales.No es un sistema bilateral tradicional sino una red regional, multinacional y multilateral y por ello necesita diseñarse con precisión.

Y esa es la razón exacta por la que institutos de investigación como el Instituto de Mercados Emergentes son necesarios para responder al conocimiento requerido para apoyar este marco integral y para armonizar los proyectos involucrados en todas las áreas.

El autor es profesor emérito del Instituto de Mercados Emergentes de la Universidad Normal de Beijing, y del Colegio Schwarzman de la Universidad Tsinghua, así como exprimer ministro de Kirguistán.